Viniste un día a desterrar los fantasmas
inertes que me habitaban.
Me contemplaste como si fuera el eslabón
perdido de tu cadena y te alegraste
 cuando mis ojos abrieron sus puertas.
Te acostumbraste a escudriñar mis libros empolvados,
a silenciar mi voz denunciadora,
a llorar realidades punzantes,
a conocer mi alma desertora.
Me sorprendiste en un momento difícil,
cuando iba en busca de nuevas definiciones,
amparado en mi pasado glorioso,
desnudo en mis actuales intenciones.
Viniste un día pero no fue para siempre
porque pronto te aburrirías,
te costaría entregarte a mi utópica búsqueda,
a mi destronada historia,
a mis caricias prefabricadas como un
castillo de naipes.
Solo fuiste una pasajera en mi bohemia vida
no pudiste sujetarme,
se enrareció el idioma que construimos
se me apagó tu amor como una tarde.
 
Jorge  Dossi   20-10-1981