LA DESNUDEZ DE SU CORAZN
Publicado en Nov 03, 2009
Siguió llorando todo el camino a casa. Había sido tan pronta la separación que Lilí no dejaba de pensar en su partida. Después de su efímera despedida sentía el alma extraviada. Quería escuchar su voz, tan sugestiva y sonora, pero se prometió ser valiente, confiar en él y aguardar con paciencia su regreso. Lo único que se reprochaba era no haberle dicho cuánta importancia tenía en su vida.
Afuera caía una lluvia torrencial. No quiso mirar el reloj que tenía a un costado; en vez de eso, se acercó al buró y tomó la libreta roja donde Vladimir escribía. En medio de tanto silencio, se dejó llevar por la curiosidad y se atrevió a indagar en su contenido. Nunca había osado hurgar entre sus objetos, mucho menos tratándose de ese cuaderno de forma francesa en la que él se refugiaba cuando necesitaba volcar sus sentimientos sobre el papel. Enseguida lo abrió, apartó el separador de piel, decorado a mano con figuras aladas y repasó detenidamente los versos marcados en tinta azul, recorriendo las palabras de una caligrafía impecable que le había dedicado en sus momentos de mayor inspiración. Comenzó a leer al azar: <entre las sábanas de nuestra cama, salen sobrando los buenos modales. Por encima de los tabúes, el lenguaje soez garantiza que fluya el erotismo en ambos>. Entrecerrando los ojos, recordó la última vez que habían hecho el amor, diciéndose frases sucias al oído mientras sus cuerpos se acoplaban rítmicamente. Extrañaba su calor, su mirada profunda y sus caricias intempestivas. Más abajo leyó: <aún en el pesar de las ausencias, nos acompaña el poder de la lealtad y nos nutrimos del amor floreciente para disfrutar sus resonancias>. De pronto se reconoció entre los renglones de una página que no tenía fecha, pero que suponía reciente por su significado. <Como la de tantos otros amantes, nuestra existencia es una mezcla incesante de lo que figura en el pasado y lo que nos conforma en el presente. Vivencias cuyo eje está regido por el libre albedrío de la pasión. Gracias a ellas, el amor nos ilumina como el sol>. No cabía duda, sus pensamientos latían en esa misma frecuencia. Recostada durante las últimas horas de ese fin de semana, nuevos bríos confirmaron la intensidad de ese vínculo que la unía especialmente al hombre cuyo destino inmediato parecía cifrado en otra parte. Lilí sonrío para sus adentros y abrazó la libreta, acercándola a la desnudez de su corazón.
Página 1 / 1
|
LUZ MALTESE
Besos querido
Luz