Desde el absurdo abismo de las vilezas
el grito ahogado de la pobreza surca un espacio
poblado de intestinos rotos y voces famélicas.
En el escenario solo relucen las joyas que deslumbran
en los antros de la mediocridad y el hastío.
Un perfil indiferente transita las calles de la mendicidad
y arroja su arrogancia que corre a reunirse lejos de
los platos y las ollas que desfilan sin prestancia.
Si nada se puede hacer todo seguirá infectado,
todo terminará por ocultar sentimientos sin pecado,
todo hara pensar que en el absurdo subsuelo del egoísmo
un niño encadenado se postula presidente de un nuevo abismo.
 
Jorge Dossi   -   10-8-1987