Me echo debajo de las hojas
a mirar su envidiable refulgencia:
Las hojas transpiran y exhudan
como pequeños humanos tarifados.
Veo el temperamento de las cortezas
y su feroz defensa ante las termitas.
Oigo al árbol recitar un conjuro
que lo librará de plagas y molestias.
Mientras me recuesto en la suave sombra
devoro el contenido de mi vianda.
Las ramas se tambalean en el aire
y lo cortan con sus recias nervaduras.
Un pelotón de hormigas se afanan
llevando vituallas a su guarida.
Veo que hay una lucha en la naturaleza
que antes no alcancé a percatar:
Las raíces buscan aferrarse a la tierra
y el viento quiere desmembrarlas.
Arbol y viento pugnan en batalla
y son dos colosos simultáneos.
Miro esta verdad constituida
y es ilustración de la vida cotidiana,
llena de avatares y venires.
Sé que en la naturaleza también hay retaliaciones
que no alcanzan a ser vistas por el ojo humano