Latidos de tu amor caliente.
Publicado en Nov 13, 2009
El velo blanco de tu mirar silente
es sueño de medianoche en la senda de mis caminos místicos de este paisaje en donde entra tu torbellino amar. Un sueño que se queda en mi memoria de estos días en que soy recuerdo vivo en la estela roja de tus labios dulces. Noches. Noches vividas en el poder mirarte siempre brotando en las esquinas de mi alma. En torno a mí aparece y se mantiene este amor de vida creciente y misteriosa. Tu mirar es enigma profundo y emergente que vive en mis latidos mientras vago por los caminos de este soñar ardiente que grita su canto de silencio con estrellas. Soy una especie de sombra que se hunde en tu cuerpo enlazado con mi vida amable y entre versos que escapan de mis avenidas en tu tálamo abierto de corazón caliente soy todo fuego y todo volcán nocturno que vibra y explota en este entero otoño en que las rosas giran para besar tu cuello. Hay un descubrimiento de recuerdos y de horas pensadas en el silencio de toda tu materia y yo, canción de ti, me entretengo en tu profundizar de violetas inquietas. Flor de viento, caricia de mis sueños, te vuelves frescura de besos enzarzados en una batalla sin final posible: una especie de vivir brillando en medio de la noche estrellada y azul. Hay balcones donde los gorriones se quedan mirando tus profundos ojos y en ellos cobijo un horizonte bermejo en esta batalla de amarte sobre la playa... las olas baten a la fina arena y me quedo anclado en la bahía de tu cuerpo. Inmensa inquietud es tenerte entre mis brazos en este ámbito amoroso de mapa con enigmas; pienso en las violetas del campo abierto bajo la luna que nombran las gaviotas. Un vaivén de bosque llamado lecho sobre la fina playa de la espumosa bruma con tus senos volcados en esta fuente en que bebo mis deseos inacabados. Tus ojos me enamoran en el abrazo de cuerpo a cuerpo y de boca en boca: un afán de conquistar el hueco leve de tus muslos convertidos en poemas. Y las palomas de tus curvas enamoradas me convierten en fugitivo atado a tus caderas. Rosa amorosa en la que tanto te abres como capullo de risa en el silencio oscuro de la noche de tus ojos que desgranan mis versos de combate en este loco intento de arder todos mis años en tu boca con el alborozo juvenil de nuestras presencias. En todo lo existente son tus dieciséis claveles un poema que surge como dibujo amado que se hunde en el fondo de tus brazos sin más fatiga que la de seguir entrando en este brillar de nuevo en las alturas mientras las estrellas quedan enlazadas a tu vientre. En esta noche de momento inmóvil donde el tiempo se ha detenido sobre la arena de esta playa amada de espermas y de sangre solamente el mar conoce tus sonrisas que van más allá del horizonte intenso. En las miradas de tu cuerpo mi locura sólo es introducir mis horas en tu pura esencia. Mar. Mar junto a tu boca ardiente para calmar la sed de mis reposos mientras abro tu cuerpo en luminar profundo donde todo lo invisible se inunda de propuestas. Así comprendo yo ahora el mundo unido a lo báquico de tu pecho virgen y repaso todo lo existente en la bahía de tu primavera llena de canto borrascoso. Son los giros de tu cuerpo en mi boca donde el recuerdo se hace afán de adormidera y tus sonidos son el latir de mis pulsaciones en este nuevo mapa de tu bello nombre en que escribimos del mundo un nuevo rumbo. Vivo sólo en esta paz soñada que llega hasta el crepúsculo naranja. Dos pulsos anudados somos tú y yo en estas cruces de materia y de espíritu y sigo conociendo este anochecer sediento mientras se rompe la atrevida ola de tu sonrisa en mi alma ya crecida. Ya no siento nada más que tu mirada clavando tus labios en mi corazón abierto. En esta roja noche no me importa perderme en las inconsciencias vivas de sentirte dentro de mis horas de paisaje bravo y como un rugir de silencio lento voy penetrando suavemente en tus sentidos. Hacemos un mundo de emergente luz como volcanes henchidos de valiente voz y una llama inmensa arde en el paisaje de tus rosa, clavel y jazmín en flor. Suave. Todo es una suave experiencia de entrar más allá de los límites de esta locura que es tu cuerpo entre mis brazos. Mañana el día será sólo un recuerdo de que esta noche vivimos como sueño el enlace de tus ideas con mis versos llenando de amor profundo nuestros cuerpos. Ya sólo queda la música anclada en el exterior de tus sabores en mi boca y compongo un verso en tus labios plenos cayendo en el color de todo lo infinito que es sentirte dentro de mi sueño. Ya sólo la última mirada que se clava en la paz de tus curvas enloquecedoras hacen que la brisa de la bahía entera sea sólo un calor de mi infinito seguir sintiendo tu cuerpo en el mío. Para cuando los mirlos hayan regresado de allá a lo lejos... de la colina.. estaremos dentro del amor simplemente. Dos cuerpos sentidos penetrados el uno en el otro como doble vida. Morir no es vivir la existencia de todo el camino andado por las sendas del pálpito de tu corazón caliente. Y siento tu voz cálida y firme en mis entrañas de versos hechos esperanzas porque poseerte hundido en tu cuerpo es tener para siempre tu nombre en las arterias de mi sangre mezclada con la tuya. Dentro de la espuma de tus sentires puedo seguir estando a tu cuerpo amado que es el imán de todas mis vivencias. Ya no queda más que vivir la Eternidad...
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