Al fin el cruel silencio se aleja, las luces se extinguen pero no por eso muere la esperanza, las notas alocadas revolotean en mis oídos y me traen imágenes de aquel loco enamorado que nunca conocí, aquel que vi en mis sueños pero que no ví a los ojos ni siquiera una vez.

Ni una estrella se asoma en el cielo nocturno, mis sueños en las esquinas escondidos, tratan de tomar mis manos para cobrar vida nuevamente, para hacerme recordar al muchacho que sólo en mi mente vive.

Uno de aquellos sueños toma mi mano, de pronto mi corazon siente un gran sobresalto, ante mis ojos la ilusión se vuelve una realidad, pero como siempre, esto no puede ser nada más que un sueño que tengo despierta.

Él está parado frente a mí, trata de acercarse para verme a los ojos y besarme, pero la hora crepuscular se avecina, los sueños, al ser tocados por los primeros rayos solares se desvanecen y vuelven a mí, para dormitar dentro de mí hasta la próxima noche.

La visión de mi amado desaparece para seguir latente en mi corazón y en mi mente, sólo me queda esperar a la próxima noche para verlo de nuevo.