Despedida en boda
Publicado en Nov 21, 2009
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La abrumadora sensación de felicidad hacia que su alma se llenara de asco, el simple hecho de escuchar las risas, las voces divertidas, el ajetreo de todos adentro de aquella ahora tan pequeña casa la asfixiaba. Aquel vestido rojo que marcaba su figura recién madurada la aprisionaba. Escuchaba a lo lejos la voz de su madre gritándole para que pronto se preparara, que el tiempo apremiaba.

Su cuerpo se movía dubitativo entre la ventana y el pequeño tocador, aún era momento para arrepentirse, aún era tiempo de escribir su historia lejos de esos sentimientos... de aquellos aprensivos sentimientos. Pero algo dentro de sí misma le gritaba que era imposible borrar aquella herida, si, inclusive para ella querer borrarla era querer desaparecer una parte de si misma. Sin más se paro frente al tocador y miro detenidamente la figura que el espejo le devolvía.
 
Su cuerpo delgado y piel apiñonada sujetado en un vestido rojo con listón blanco sujetando su cadera. Un labial pálido rosado y su cabellera sujetada en una alta coleta. Patética, así era como interpretaba el reflejo. Tuvo ganas de llorar, de replicar de romper de un solo golpe aquel cristal junto con la verdad, pero simplemente abrió con fuerza el primer cajón y saco una carta que sostuvo entre sus manos mientras volvía a escuchar la voz de su madre llamándola.
 
Bajo por las escaleras de madera haciendo un leve sonido a pesar de las disputas con su madre, termino usando tenis en vez de las lindas zapatillas que le habían comprado. Después de todo el largo del vestido no permitía que fuesen vistos tan fácilmente, claro que el confort que le daban era algo que la animaba a mantenerse de pie con un poco de más firmeza que el que los otros le dieran.
 
En la entrada de la enorme puerta de madera se encontraba su hermano. Lucia más feliz que cualquier otro día o momento. Su smoking negro entallaba a la perfección su cuerpo delgado y bien formado. Su piel canela parecía aperlarse con las gotas de sudor que aparecían de la emoción. Al verla sonrío de manera gratificante y se volvió hasta las escaleras para abrasarla.
 
Ella cerro los ojos mientras sentía el tacto de su hermano, quería que quedara impresa en su memoria y cuerpo aquel roce, que aquel suave aroma se impregnara hasta la medula, que su retina retuviera viva aquella imagen tan perfecta.
 
El viaje en el carro fue como ir en un viejo sueño desusado, todo parecía distante, como si nada fuera a cambiar el paisaje. Cuando llegaron a la iglesia, ya bastante gente les esperaba. Saludo a varias personas, a otras más se las presentaron. Poco fue el tiempo que tuvieron que esperar a la novia.
 
Aquella bella mujer llegaba en un carruaje adornado de flores blancas, su vestido escotado con encaje y las mangas anchas de encaje concordaban con el liso de la seda de la otra parte. El velo cubría su cara, pero podía imaginarse sus delicadas facciones, el blanco de su cara, el rubor de sus mejillas, aquellos ojos grandes y expresivos color miel adornados en total complacencia con el peinado alto.
 
Fue tras sus padres, vio a su hermano entrar a la iglesia del brazo de su madre con una enorme sonrisa nerviosa, ansiosa. Escucho fuerte y claro cada palabra del padre. Mancillo sus sueños tras los votos de ellos. Destrozo su alma al verlos besarse y salir de la mano de la iglesia volando sobre todos los presentes en una felicidad casi palpable.
 
Era como una muñeca, como un pequeño juguete que admiraba desde los brazos de una niña.
Quería llorar y correr, no obstante, nada podía hacer. Antes de que su hermano subiera al carruaje con la que ahora era su mujer ella se le acerco y le abraso desesperadamente. A él le extraño y le quiso preguntar, ella simplemente puso un dedo silenciando sus labios y una carta en sus manos.
- Mi regalo de despedida, luego de tu noche de bodas debes leerla. -
 
El pareció no entender de que iba eso, aunque la emoción no le hizo tomar en cuenta aquella situación tan peculiar. Simplemente la tomo y guardo dentro de la bolsa de su chaleco haciendo una broma, para ir a ser felicitado por alguien más.
 
La fiesta paso como todos querían entre risas, abrazos y felicidad. Ella mantenía una falsa sonrisa que cualquiera le podría haber comprado. Cuando la fiesta se termino, cuando todo mundo se despidió, cuando la familia de la feliz pareja se retiro, mientras los novios iban en auto hacia el puerto a tomar su crucero. Ella se perdió.
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Foto del autor Ruka Hatake
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Miembro desde: Jul 06, 2009
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Descripción

Un amor prohibido que se pierde en la maravillosa escena de una boda, un adios en silencio dejando una sola carta y una memoria impresa con un amor creado de amor.

Palabras Clave: boda amor hermanos espejo día abrazo preparado despedida carta vestido espera

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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