Explosin
Publicado en Nov 21, 2009
Por aquellos días había descubierto el inmenso oasis en el que se había convertido mi gusto por escribir, cada día al final de una larga jornada me sentaba frente a mi pc y liberaba toda la tensión; todo parecía indicar que había alcanzado un punto de equilibrio, el ambiente laboral había dejado de ser un campo minado, mi casa se había convertido en un remanso de paz, mi estabilidad emocional y familiar me hacía sentir bien.
En aquel interesante mundo de las letras conocí gente de extraordinario talento, entre esos estaba un caballero, que se acerco a mí a través de sus letras, se fue tejiendo una bonita amistad... de vez en cuando chateábamos y luego comenzaron las llamadas telefónicas... fue precisamente eso lo que desencadeno esta historia. Las cosas entre el poeta y yo comenzaron a ponerse extrañas, sus llamadas fueron excesivamente insistentes, a horarios laborales, en cualquier momento, en ocasiones no contestaba y ese pequeño aparato infernal no deja de timbrar. Me interrumpía reuniones, era casi una pesadilla... fuera que se tornaba celoso compulsivo... y lo peor era que en realidad no existía una relación. Un día en plena reunión llegue al punto de apagar el teléfono, pues no dejaba de timbrar y fue precisamente en ese momento que el buen doctorcito aprovecho para anotarse un buen punto... •- Que sucede mi bella doctora?... se le está descontrolando la vida? Qué extraño que alguien como usted no logre organizar sus horarios para atender sus asuntos personales. •- Créame que no necesito que usted me recuerde que estamos en horario laboral, y en cuanto a mi vida permítame recordarle que no es de su incumbencia. Mientras alcanzaron a salirme las palabras en mi interior se desataba un infierno de ira, ¿Qué se creía este imbécil?, ¿Cómo se atrevía a cuestionarme? Pero más rabia aun tenia conmigo misma, como me había permitido llegar a este punto con este caballero que ni si quiera conocía y que para completar me estaba generado problemas, había recibido un desagradable E-mail donde se ofendía horriblemente y todo por su culpa, pues el caballero era casado. Me preguntaba en qué momento se me había complicado la vida, no sabía cómo me había metido en toda esta locura. De un momento a otro comenzaron las hostilidades, el buen doctorcito entraba a mi oficina y revisaba mis cosas, comenzó a pedir a mi buena Ceci información personal mía, pidió le entregaran los recibos de la línea telefónica que me había asignado la empresa... quería encontrar algo que yo no comprendía, hasta ese momento. Como es lógico al caballero poeta, le aclara la situación y así di por finalizada la confusión, haciendo la distancia correspondiente obviamente. Pero aun no enfrentaba el monstruo que tenía más cerca, cuando el acoso llego a mi limite simplemente lo enfrente, luego de haberlo sorprendido tratando de escuchar una conversación telefónica mía... ¡esto ya era el colmo! •- Doctor, necesita usted algo? Creo que yo podría ayudarle. •- No doctora, la verdad solo curioseaba. •- Le agradecería que si tiene alguna duda me la preguntara, pues empiezo a sentirme algo acosado y si ese es el caso simplemente comunicare a la capital mis inconformidades. •- Doctora mis disculpa si la he hecho sentir incomoda, quizás me extralimite, pero no puedo negar que me resulta usted extraordinariamente interesante, casi enigmática. Para este momento ya no tenía mucho que decir, nuevamente me había desarmado con otra de sus frases oportunas, a pesar de mi antipatía, cada día me resultaba más inquietante este hombre, no sabía si me agradaba o me desagradaba, todo era extraño... no parecía tener vida fuera de la oficina, era el primero en llegar y el ultimo en irse, estaba al tanto de quien cumplía años, quien se cambiaba el peinado, pero también de la salud de todos y cada unos de nosotros, era desconcertante. Motivada por mis cuñadas (las novias de mis hermanos) nos fuimos a tomar un par de copas a un bar de moda, creo que necesitaba ese espacio sin estrés, así después de una parar de copas estaba mucho menos tensa, la banda tocaba una de mis canciones preferidas y todas gritábamos emocionadas... ¡me vale, vale, vale, me vale todo! •- Quizás yo encaje en la descripción de reprimido y aburrido de la canción que cantas con tanto gusto... ¡No otra vez!... parece que estoy condenada a hablar de mas siempre que estoy cerca de este! Los colores se me subieron al rostro, me avergonzaba que me viera así, ¡este escote está muy profundo, este jean descaderado dejaba ver mi ombligo y ajustaba mucho mis caderas!, mi cabello está muy desordenado y para rematar con algunas copas de más... ¡qué desastre! •- ¡Doctor!... ¿Qué hace usted aquí? •- Estaba algo aburrido, Ceci me hablo de este lugar, que segun le comprendi a usted le agradaba mucho. ¿las puedo invitar otra botella de eso que están tomando? •- No, no se preocupe ya nosotras nos vamos, pero mil gracias. •- No, para nada usted debe ser el sexy doctorcito jefe de esta pequeña mujercita... yo soy Sofía. Porque la tierra no se abría y me tragaba de una buena vez, definitivamente estoy maldita.... Todo estaba en mi contra y para completar el atractivo barman, con su sonrisa hermosa me dice algo peor: "vamos chica sexy, hoy no te he visto bailar" ¡Quiero desaparecerrrrrrrrrrrrrr! Ya lo peor había pasado que mas nada podía salir mal, así que me relaje y trate de no pensar en lo que pasaría el lunes. Mientras el no dejaba de halagarme, y seducirme con miradas yo solo pensaba...(en qué momento me va a besar?)... Luego del primer beso solo puedo contarles que estallo un verdadero volcán y yo estoy completamente feliz!!
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Delfy
Filiberto Oliveros
Delfy
Besos
Delfy
Delfy
Delfy
bueno amigo mil gracias por tu compañia en este intento por escrbir algo interesante.
Besos
Delfy
Delfy
algunas veces pienso que si hubiese sido clara desde el comienzo otra fuera la historia, pero en mi debilidad no me permitio trazar limites.
Bueno amiga mil gracias por estar aqui, y ojala veas este comentario.
Besos
Delfy
Serena
Jesus Eduardo Lopez Ortega
espero sigas escribiendo más....
Todas mis estrellas para tu obra...
inocencio rex
te felicito por este entretenido culebrao!! saludos
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Ojos vivaces. ¡Podre Doctor!........¿Que culpa tiene de andar hurgando? jaja. La historia va bièn y el beso me parece que encendiò la hoguera con esas llamas lanzando no solo luz sino tambièn seducciòn visible
Felicitaciones