el eterno chal de Domitila
Publicado en Nov 23, 2009
Domitila la anciana con manos de paloma, tejía el chal que había comenzado cuando cumplió 10 años y su madre le había enseñado a tejer. Ese mismo día se prometió a si misma que dejaría de lado los palillos cuando el señor la llamara a su última morada. Dos derechos y un revés, dijo en voz alta, y contemplo las palomas que jugaban en el añoso palto de su casa en el barrio La Chimba. Dos derechos y un revés, el tejido multicolor fluías y envolvía las piernas de la anciana, que había deshecho lo tejido una y mil veces, para poder tejer, pues su pensión no le permitía comprar más lana. Domitila recordó y se metió en la ensoñación de los recuerdos y un grito se le escapó: -Mamá quiero ir a la retreta... Pero nadie respondió, sin embargo siguió divagando y se acordó cuando en Tierra Amarilla, su tierra amada, hacía muchos años, una banda llegó y tocaba música que le hacían feliz. -Hola" Muñeca en caja", le dijo un minero, apodo que había ganado por su belleza y lo inalcanzable que resultaba a sus 18 años para los pirquineros del pueblo . Ella no respondió porque estaba prendada del trompetista, un muchacho moreno, ojos claro y una sonrisa que le pareció divina. Su amiga Otilia le dijo: -Se llama Belisario Miranda y le dicen el "Vez que niño", porque es muy elegante para el resto de la población. Es hijo de un terratenientes que tiene tierras para el valle, pero lo desheredaron porque se fue a Santiago a estudiar música, no le gusto el trabajo de la tierra, pero regresó a ver a su madre. Te lo presentaré. Sin más prambulo, le tomó la mano y la guió por entre el público que se retiraba de la retreta y con voz entrecortada le dijo: -Belisario le presentó a una amiga...Domitila Vivanco. Los ojos de ambos se entrecruzaron y una sonrisa afloró tímidamente en los labios de Domitila... -Mucho gusto dijo Belisario y tomó su mano y no la soltó... Belisario se ofreció para ir a dejarla a su casa, alejada del pueblo hacia el valle, y se fueron en un carro tirado por dos briosos caballos...el viaje duró muchos días y no llegaron nunca a casa de Domitila, pues Belisario se enamoró tanto de ella que no la abandonó ningún día, y su viaje concluyó en una mina en que el joven comenzó a trabajar una pequeño yacimiento, mientras vivían en una pequeña pieza de madera, pero que para ella era un palacio. En esa mina no encontró oro, pero si cobre para poder vivir y criar a sus 5 hijos, y al lado del socavón construyó una pequeña casa, con una cocina en que Domitila cocinaba sus porotos con pantrucas , pues no habían fideos y ella debía hacer durar el saco de harina todo el mes hasta que bajaban a Tierra Amarilla. Los años pasaron, piensa Domitila y siente entre sus recuerdos y añoranzas un beso en la boca ...es la dulzura de Belisario dice, mientras sigue tejiendo y su silueta se comienza a elevar por el cielo, mientras sus manos con palomas no cesan de tejer y vuelan hacia la felicidad y el descanso, arrastrando el chal que prometió a su madre tejer...y teje y teje mientras el sol cae en el valle y cubre todo de añoranzas y recuerdos de días mejores...dos derechos y un revés...dos derechos y un revés
Página 1 / 1
|
doris melo