La vida transcurre entre amores y desamores
y sucede que soy uno con la vida.
Algunas mujeres en algo me aludieron
y otras, simplemente pasaron de largo.
Estuve al tanto de los cuerpos amenos
y probé a las sabias en su serenidad.
Amanecí arropado de corpiños
y casi en toda pradera fuí halagado.
Pasé a tientas por las savias húmedas
y fuí más allá de lo pactado.
Huí de la filosofía de las zafias
y de toda compungida estuve atento.
Hoy me detiene una pausa de camino
y me reintegro a mi soledad
en espera de unas piernas perfectas
o algunos ojos pardos que me cambien la vida.