En el patio de mi casa
un día,
Dios decidió escribir poesía.
 
Encendió 142 velas
y se sentó
concentrado
justo en medio de mi patio.
 
Y yo cerré las cortinas.
Solo vi la luz de sus velas
y aún tengo la imagen mental de su semblante
creo que siempre ha sido mejor artista plástico
que poeta.
La poesía, para Dios, es cuestión de fe...
Como para mi, es
la certeza de que sigue ahí

buscando palabras...