La potica de Cesar Vallejo.
Publicado en Nov 27, 2009
Me moriré en París con aguacero Un día del cual tengo ya el recuerdo Me moriré en París y no me corro Tal vez un jueves, como es hoy, de otoño Del poema: Piedra negra sobre piedra blanca. Cesar Vallejo es uno de los grandes poetas hispanoamericanos que ha dejado su huella imborrable a través del tiempo. La crítica lo ha reconocido como el Poeta Universal, título que recibió en vida . Nació en Santiago de Chuco, Perú en 1892Comenzó a relacionarse muy temprano en su vida como Bachiller en Letras de la Universidad de Trujillo en 1915 con destacados artistas e intelectuales como Víctor Raúl Haya de la Torre, José Eulogio Garrido, Macedonio de la Torre, entre otros. En aquella época de profundos cambios sociales y políticos : irrupción de la filosofía marxista y del psicoanálisis época en lo cual escribió y publicó sus primeros versos. La palabra clave en Vallejo es sensibilidad en la cual fundamenta su obra. Un tema muy importante, que se puede apreciar en su poética es, el tema del compromiso social y de la ideología del poeta. Pues desde muy temprano Vallejo empezó a beber ávidamente de las fuentes del marxismo, Cesar Vallejo no cree, que el arte se refleje en la grata actividad del espíritu, Tampoco acepta que la función de una obra radique en la estrategia de propaganda. Por otro lado, Vallejo vive intensamente su época de formación, justo al lado de los surrealistas en Francia en 1927 cuando se opta por la libertad del arte. Además de su gran admiración por Proust, deja ver toda su inclinación personal hacia este poeta. Proust por supuesto es el escritor de la sensibilidad y de ahí surge esa gran admiración y respeto de Vallejo hacia el y la identificación con su obra. Shaw afirma, que el poeta hispanoamericano de la sensibilidad es Vallejo. Afirma que él esta lejos de reducir a la efusión Latinoamérica afectiva. En lo mejor de su obra esa sensibilidad está regida por el rigor; la austeridad hasta una pasión intensa por el lenguaje. En verdad Vallejo, como señala Sucre, no recurre a su experiencia personal para justificar o dilucidar su obra, aunque se ve tan profundamente involucrada en aquellas contra lo que podría decirse, o ya se ha dicho, de que Vallejo, no vivió sino profundamente para su obra. Es evidente que Vallejo no opta por la sencillez, sus poemas tienen un lenguaje incipiente que intenta rescatar su plenitud perdida y la del mundo, no la mera sencillez, sino la inocencia. Tiende a optar por lo difícil, la complejidad de síntesis, la violencia que ejercen las palabras, las imágenes abruptas y hasta chocantes, las continuas elipsis. Se trata de una voluntad, de hacer estallar todo estilo. Desde su primer libro Los heraldos negros en 1918 vemos a Vallejo, no como el poeta de la caída, sino como el poeta caído. En este libro el tema de Dios es central, son evidentes las imprecaciones del Vallejo contra él mismo. Sucre subraya que Vallejo vive la caída como búsqueda de purificación, su intento se identifica con Baudelaire. No importa que Vallejo vea la caída como una realidad insuperable que se manifiesta en la dualidad misma del hombre y que por tanto el mismo se siente combatido por dos aguas. Trilce. Es su libro ligado a una experiencia muy concreta de su vida. La muerte de la madre y la perdida del hogar, la desafección amorosa y la cárcel en Perú. Toda esta experiencia tiende al desamparo y aun a la exarcebación. Es allí donde por primera vez, además percibe el sentido trágico de la ciudad moderna: otra forma de prisión, un vacío existencial. Gran parte de Trilce está dominado por el sentimiento del hombre desértico, su tiempo, su presencia estancada, desligamiento, un hombre sin mundo, y quizás sin sentido en ese mundo. Si el absurdo es un sentido, es una suerte de libertad, no está ligado a nada. El absurdo operará como una dialéctica audaz. Vallejo piensa que cada cosa contiene posiblemente virtualidad para juzgar todos los roles, todos los contrarios. Hemos de señalar que los números en la poética de Vallejo constituyen una constante simbólica. A través de ellos siente que se manifiesta el sentido riguroso y místico del universo. Trilce, como vocablo encierra en verdad una significación numérica, que parece referirse al tres. El lenguaje de ese libro, es el más inventivo de toda la obra de Vallejo, y sin duda uno de los más singulares. El neologismo constituye su impulso dominante pero el neologismo, en su sentido continua su invención en el plano léxico, morfológico, sintáctico, semántico y aún gráfico. Sucre señala, que resulta evidente en el lenguaje de Trilce, y quizás los libros posteriores de Vallejo, hace que la invención se funda en lo primordial y hasta inocente del lenguaje mismo. En su poética, toda invención verbal es, por si misma un desarraigo del lenguaje. En Vallejo el contexto de la muerte diaria, cotidiana adquiere formas concretas: la de miseria y la de la injusticia en el mundo. Penuria existencial y social, desposeción del cuerpo y del mundo, dolor que le trastoca todo. La imaginación penetra inevitablemente hasta la conciencia del hombre. Vallejo se veía condenado y abrumado por la multiplicidad de conciencias. “Cuatro conciencias simultáneamente enredándose en la mía…” Es Vallejo el poeta, que vive desterrado, fuera del mundo y dentro de el. Vive absorto ante la posibilidad de recuperar su unidad primordial. Morir de vida y no solo de tiempo. Vallejo escribe con energía y aun exalta y propone como una ética. Su estoicismo nunca se resuelve en la resignación. La intensidad en el sufrimiento o la confrontación con sus propios límites, no la condición sino a una voluntad de transfiguración. Transformar al mundo o la historia para que el hombre se descubra así mismo, para que al fin se revele su originalidad, en esta transfiguración de los contrarios se reconcilian: mejor se purifican, recobran el sentido de lo que habían dejado de ser, se humanizan. De este modo, uno de los recursos estilísticos del libro antítesis y la paradoja, se convierten en centro de una visión de mundo. Poemas sobre una guerra muy concreta. España aparta de mi este cáliz, no es un libro como otros sobre la guerra civil española. En el, pueden percibirse la imprecación, no el simple odio tremendista o el horror bélico o una definida concepción política más cercana a la tesis Troskista. Adquiere una distinta intensidad bajo la perspectiva central del libro. De otra parte señala Sucre, el don de Vallejo, es el de haber sabido captar las terceras polémicas que encerraba el drama de España. Ese drama concernía a todos. Era un reto de conciencia universal. Desde el primer poema, prevalece el signo de transfiguración y ésta, empieza por la persona misma. Fragmento de Los Heraldos Negros. Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… Yo no sé! Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán talvez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las caídas hondas de los Cristos del alma, de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema
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alma
florencio
¡LARGA VIDA A LA OBRA DE VALLEJO!
SALUDOS Y HASTA LA PROXIMA
LUZ MALTESE
Con cariño
Luz
Verano Brisas
doris melo
Enrique Dintrans Alarcn
Agradezco esta presentación de la poética de César Vallejo. Me has dejado muy motivado para leerle con mayot atención y detenimiento. Me interpreta especialmente esas facetas biográficas similares a la de otros grandes escritores también de nuestra América. Realmente, me estás ayudando a interiorizarme más en estos temas.
Saludos
doris melo
norma aristeguy
En una parte de su obra me recuerda mucho a mi viejo y querido Maiakovski, (no recuerdo si se escribe así) también a Pasternak, tan leído y seguido en mis lejanos 17.
Hay versos que a pesar del tiempo perduran en mi memoria, aunque a veces no recuerde a qué poema pertenecen: "Hay un lugar que yo me sé / en este mundo nada menos / adonde nunca llegaremos"
To9davía recuerdo algo de aquella prosa poética suya, "La violencia de las horas", en la que todo y todos habían muerto y él termina confirmando: "...murió mi eternidad y estoy velándola" o algo así, lo que me quedó de aquella época de su lectura, es el contenido sobrecogedor de sus escritos.
Y por esas incongruencias de la vida, tanto me gustaban estos escritores, como Unamuno y Almafuerte, tal vez no los amamos a ellos sino a a la Literatura, eh querida Doris?
Es genial tu trabajo.
Y me has traído tantos recuerdos...
Cariños amiga.
doris melo
ALEIDA
Gracias Doris. un beso