El insólito hallazgo
de una máquina de coser
sobre una mesa de operaciones
hizo posible el surgimiento de Lautreámont
todo un poeta maldito según los expertos
 
¿Y qué decir de Nerval
que quién sabe qué lucideces halló
de sueño en sueño
antes de ahorcarse en un sucio callejón de París?
 
¿Y qué de Rimbaud por ejemplo, el enigma
que se dio el lujo de insultar a la belleza
y después, callar para siempre?
 
¿Habrá encontrado lo nuevo acaso
como lo deseó Baudelaire?
 
Pero nada
todo esto es una pura estupidez
si comparamos a esos locos
con un niño de mi población
¡que ni siquiera encuentra migas cuando busca pan!
 
Si lo vieran reír contando el secreto a sus amigos
¿qué sería de las teorías de todos los expertos?
 
Por eso tiemblo
tiemblo de horror y de júbilo
mientras lo veo escupir contando su secreto
al más genuino poeta maldito de mi población.