TAN LEJANO XVII
Publicado en Nov 29, 2009
Damita Como estaba necesitando un paréntesis en la interminable sangría de recuerdos, la tierna duendecita se acercó al escritorio, curioseo mi fatiga y con algunos pases mágicos de su varita me transportó a la escuela mientras secaba mi sudor y calmaba mi esfuerzo por retener momentos especiales, imágenes inolvidables. Damita bailó conmigo y los demás una danza de sueños mientras mi guitarra apuraba la canción que Carlos le había compuesto. Muy cerca, Patricia me miraba dulcemente mientras Ella, cercaba mi cuello con sus manos en los prolegómenos de aquel mágico octubre. La tierna duendecita al ver que mi regocijo iba in crescendo me llamó a la realidad y me encontré de nuevo frente al escritorio, un tanto confundido, intentando rescatar el sentido de imprimirle vida a sentimientos tan lejanos. Damita reavivó mi conciencia para probar cuanto amor y dolor encierran estas páginas.
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