MIENTRAS LLUEVE
Publicado en Nov 29, 2009
Lágrimas cubren mis ojos al recordar la tierra lejana y la lejana niñez que se grabó en mis pupilas La sonrisa de la inocencia frente al fotógrafo con focos incipientes me mostraron el camino de la fama que no busque: de vacías palabras, de disfrazados afectos, de nada invadiendo mi vida, de recuerdos pujando por mezclarse con las aguas que brotan...de mis ojos Recuerdas que dijiste que la lluvia eran las lágrimas de Dios por el dolor en el mundo, porqué esas lágrimas brotan cuando vuelvo a ti tierra querida a sepultar a mis raíces, Llanto que no logran cubrir las notas musicales que adornan el camposanto tocopillano de tarjetas made in Taiwán con que mis coterráneos recuerdan a sus seres idos. Seis de la tarde en la Playa El Panteón nadando en doradas arenas en el recuerdo, hoy transformadas en negra bazofia en mi pueblo amado. Sin embargo, en el recuerdo , con amigos caminábamos a comprar helados donde el chinito de la esquina. Otras veces con Laura caminábamos a mirar el atardecer en la Piedra del Camello, y mirábamos cual misterio las casas de la Chile Exploration Campany, que eran otros mundos para los niños tocopillanos. La lluvia me sigue trayendo recuerdo y tus palabras: el agua también sirve para lavar el mundo, para dejar la vida más transparente: Levantarse de madrugada para ir a la estación de Ferrocarril del Anglo Lautaro era una aventura: Tía Laura con su canasto de mimbre con huevos duros , panes que sabían a manjar, y una humeante taza de té para el viaje a María Elena a visitar la familia, toda una aventura a bordo del viejo tren que arrastraba la locomotora a vapor. Sigue lloviendo... En mi corazón sigo atesorando los recuerdos. El corazón se inflaba de goce al mirar desde el cerro la bahía con los barcos esperando el oro blanco, mientras el suave movimiento del tren llenaba de magia mi vida de niño aventurero. La Tía Laura, con su mirada seria, pero con el corazón desbordante de cariñosy afectos, era la severa guardiana de mis travesuras, que también eran celebradas por el tío Beto que era funcionario del ferrocarril. Ese es otro personaje de mis recuerdos, con el probé por primera vez el te en un tacho,un simple tarro de lata con ganchos de alambre, y debo confesar que aún mantengo ese sabor en mis labios. El tío Beto no está y la tía Mely con su menestrón de porotos trasnochados de cariño y amor que inundaban mi niñez, me abandonan en los recuerdos. Para ellos era Tito o Titito, el niño que soñaba con ser grande...hoy mientras llueve, sueño con ser niño. ...y la lluvia corre por mi ventana...
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