compungidas miradas llevaron a que te instalaras en mi corazón
y comence a amarte junto a las caracolas que supieron nuestro secreto
cuando nuestros cuerpos se fundían en besos eternos y caricias
Tu aroma a lavandas me enloquecía y los pliegues de tu piel me subyugaban
en locuras de sortilegios de amaneceres y horas azules.


Galopamos en potro de Nacar como dijo el poeta
y a la luz de la luna reflejada en el mar te adentraste en mi alma
logre alcanzar los placeres mas grandes y remonte a las estrellas
cuando en mis oidos escuche tus susurros quietos



la hora azul fue testigo de la entrega de tu cuerpo
al asomo de visiones en nubarrones eternos
al sentir que la lujuria entroncaba nuestros cuerpos
y la decencia maldita separaba cada beso
que por ser tu de otro y anhelar otros puertos
no fui tu barca viajera, no fui tu pirata tuerto
mas fuiste mi dama bella coronada de caracolas
y lavandas secas
Cuando se fue la resaca y regresamos
a la ciudad puerto
Llevabas una sonrisa y yo una lagrima quieta
por amores y desamores de una traición yerma.