Yo mismo entre tantos
 
   Toda la gente caminaba hacia alguna parte, ensimismada en sus planes, saboreando sus pasos con deleite por el encuentro., apenas fingiendo el drama inconciente de la existencia.
   Mezclado entre la multitud fui recorriendo el periplo que marcaban las tradiciones. Manche los clasificados con sudor y café con leche y revisé las jornadas que me alimentaron e inyectaron esa manera única e irrepetible de vivir.
   Todos los hombres se asemejan en la constante búsqueda de sus significados. Todos asimilan los enfrentamientos heroicos de su crecimiento.
   En eso estaba cuando la noche se precipitó sobre el cielo de la patria. Fue una noche interminable, plagada de horror y misterio. Una sucesión de imágenes despiadadas, un instante supremo de muerte y dolor. Fue contradictoria, obsecuente y oscura. No reparó en sutilezas aunque luego coqueteó con ellas. Tampoco desmintió justificaciones. Solo cegó las voluntades e impuso el reinado del absurdo y el desconcierto.
   Hoy sigo tratando de explicarme el sentido y la reflexión que merece la existencia después de las convivencias amargas y los ensayos superadores.
   Se que entre todos vamos a continuar desenredando el devenir de nuestros proyectos y yo personalmente estaré obligado a testimoniar lo que ya no puede ignorarse, lo que ya reclama comprensión a gritos, lo que nunca termina de conformar al mas conformista de los hombres.