Textale

Un último beso

Publicado en Dec 04, 2009

Su mano se posó sobre la mía, su corazón latía cada vez con mayor dificultad. Iba a morir, yo lo sabía.
No temas. Dijo con voz casi inaudible. Acerque mi oído a su pecho, no le quedaba mucho tiempo.
¿Por que lo dices? Pregunté, aunque estaba casi seguro de cual sería su respuesta. De mis ojos resbalaron lágrimas de impotencia. Nada podía hacer para evitar su muerte.
Tomé su mano, estaba fría como un tempano. La noche caía sobre nuestros cuerpos.
Bésame. Dijo ella. Cerró los ojos. En aquella oscuridad nocturna, la besé.
Cuando el sol matutino comenzó a bañar nuestros cuerpos supe que algo debía hacer para que aquel hechizo nocturno nunca terminara. Tome el cianuro y lo metí en mi boca.
Encontraron nuestros cuerpos, yacían bajo la sombra de un árbol en el que la luz del sol no podía entrar. Aquellos cuerpos yacían tomados de las manos besandose.
Aún hoy nadie se explica porque la luz del sol nunca entra dentro de aquel árbol. Yo les puedo decir que fue aquel hechizo de amor nocturno que nunca se rompió.

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