El cuento con el que aprend a leer
Publicado en Dec 04, 2009
"J'ai montré mon chef d'œuvre aux grandes personnes et je leur ai demandé si mon dessin leur faisait peur.
Elles m'ont répondu: ‘Pourquoi un chapeau ferait-il peur?'" Cuando no tenía la menor idea de lo que era leer, me topé con este pequeño librito en casa. Recuerdo que era de color verde y que ya entonces estaba un poco maltratado. Encontré los dibujos bastante estimulantes. Aparte de que eran bastante infantiles (yo tendría unos seis años), era bastante impresionable y el primer dibujo; el de la boa con la fiera, me asustó muchísimo pues yo pensaba que se trataba de un hombre. Pronto había inventado una historia acerca de los dibujos, de cómo el niño había matado a la serpiente (yo creía que era la misma que la boa del principio) pero la escena del final no me cuadraba. El cuento podría ir más o menos así: "Érase una vez una serpiente muy mala que se comía a las personas y hasta los elefantes, así que mandaron traer a un niño muy listo de otro planeta. El niño buscó sin cesar a la serpiente, le preguntó a muchas personas (el rey, el sabio, el farolero) hasta que por fin la encontró y la mató". Era a fin de cuentas, un cuento muy simple. El dibujo final no lo entendía. Parecía que el niño estaba llorando, parecía que iba a dormirse... Por fin, no resistí la tentación de dejar ese libro entre los cuentos que papá nos leía por las noches cuando estábamos a punto de dormir. Y fue así que conocí la verdadera historia. La historia del Principito ha sido infravalorada en mi opinión. Y no porque se le de una connotación meramente infantil, puesto que es mágico leerla de niño. Me refiero a su simbología, a su crítica social, a la historia implícita de su autor que muchos no leen entre líneas. En un cuento para niños, pero también lo es para adultos. Incluso la dedicatoria, va llena de disculpas y justificaciones de por qué se dedica este cuento a un adulto y no, a un niño. Creo que los niños bien disculparían la dedicatoria, no así los adultos que pensamos que por ser mayores ya no nos tienen por qué dar lecciones. En todo caso, cuando más tarde ví la película (y el único intento que se ha hecho por adaptar el libro) me quedó cierto desencanto en el corazón. Y no es que crea que Stanley Donen no se esforzó en realizarla. Hizo un montaje maravilloso, se esmero en la coreografía, escenarios y actores. Pero le quitó lo único que fue perdurando en mi mente conforme los años pasaban: "La banalidad de las preocupaciones adultas contra la verdadera esencia de la existencia: ‘Ver con el corazón'". La historia del aviador se ha repetido muchas veces en mi vida. Ahora, después de casi 35 años, aún puedo ver los errores que sigo cometiendo cuando quiero juzgar a otras personas sobre lo que deben o no deben de hacer. Me he convertido en un absurdo rey que sólo gobierna una rata (a la que podría comparar con mi egocentrismo, dada mi pobre capacidad para influir en los demás), otras veces me convierto en ese vanidoso que sólo desea falsas alabanzas contra una crítica real y constructiva, me he convertido en ese bebedor empedernido o ese geógrafo insensible que mata las ilusiones con la palabra: "efímero". También me he topado con el Principito muchas veces. La gente y las situaciones se encargan de "naufragar en un desierto" porque no le he hecho frente a las cosas sencillas. Debiera ser fácil concentrarse en lo que es realmente necesario, y es quizá en reconciliar esas asperezas con el prójimo o esos deseos infantiles reprimidos, sólo porque "no es cosa seria". El principito, de esta manera, deja honda huella en mi corazón. Y no quiero dejar de homenajear al primer libro que despertó en mí la inquietud por la lectura, para más tarde encontrarme con el desbordante mundo de la literatura en todas sus dimensiones. Agradezco así, a tan insigne creador, cuya obra lo ha inmortalizado en el mundo entero, y recuerdo con viva emoción su extraña dedicatoria: "A LÉON WERTH QUAND IL ÉTAIT PETIT GARÇON" Antoine de Saint-Exúpery
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Laura Alejandra Garca Tavera
Laura Alejandra Garca Tavera
Roberto Langella de Reyes Pea
¿Sabes en qué escrbía mis primeras historias, a los 6, 7, 8 años?. Mis tíos tenían una agencia de PRODE, que es una especied de lotería que se juega con los partidos de fútbol. Entonces, semana a semana a ellos les sobraban muchas tarjetas, que me las daban para escribir, las ya vencidas, pues sus dorsos estaban en blanco. Es así que mis primeros libritos de cuentos tenían las formas de tarjetas de Prode. Mirá los recuerdos que me despertaste con tu ensayo.
Es maravilloso que ese libro, un relato tan breve, tenga tantas múltiples interpretaciones para todos. Saludos.
Elvira Domnguez Saavedra
En lo particular mi pirmer cuento fue el de "Alicia en el País de las Maravillas", y aún sigue siendo mi favorito. De hecho mi personaje se llama así en su honor. Cosas de la vida.
Un abrazo.