Crimen en la calle Pringles - Parte (2)
Publicado en Dec 04, 2009
Comenzó entonces a enseñarme el cuento del tío, la media uruguaya, y la forma en que debía hacerme el ciego, “ Bueno listo con eso tenés para defenderte..”
Me paré entonces en la esquina de Agüero y Perón y comencé con lo del ciego, al rato me vi rodeado de tres personajes salidos de los prontuarios de la Federal, un petiso tatuado, otro falco con la vista perdida y el más agresivo bien vestido de traje y corbata, lo que me llamó la atención. Me increpaban “Eh tomatelas de acá ..” “esta es nuestra esquina chambón..”; como un relámpago cayó el mudo e inundó de golpes la escena, “ dejen al pibe que está conmigo…” todos salieron corriendo, y el de traje al huir decía “ se va a enterar Pedro chico, sabelo…” Entonces el mudo me levantó del suelo, en donde me encontraba después de haber recibido un golpe en el revuelo, y le dije “ te debo una…” a lo que contestó “ Una son la cantidad de vidas que tenés cuidate..” y se marchó con rumbo a la calle Pringles, entonces lo seguí, siempre a distancia, escondido entre la gente. En un instante se dio vuelta pero me oculte detrás del canillita le pedí un diario, “Extra, extra sin pistas sobre el cargamento de dinero desaparecido..” gritó cerca de mi oído el pequeño, entonces compré el diario con mis 25 guitas y lo seguí. El dio vuelta en la calle Pringles y se internó en un conventillo, en la pieza de arriba estaba su guarida, cruzando el patio adornado con guirnaldas de ropa colgada, glicinas en las macetas, y canarios enjaulados. Una señora gorda me salió al paso y me dijo que me fuera pero insistí en ver al mudo, giro su regordete cuello y Gritó “Mudooo te busca un perejil…” (que tienen contra el perejil en este barrio todavía no lo sé). “Dejalo pasar ..” entonces doble el diario por la mitad y me encaminé a la pieza. Un ambiente pesado de encierro se respiraba en esa pieza de dos por dos, donde se repartía las horas entre el catre, la vieja silla de paja trenzada y el calentador a Kerosene donde silbaba un tango su ennegrecida pava. “ Sentate, y pasame el diario..” acepté u obedecí no sé cual de las dos. Entonces me dijo “Quien pudiera hacerse con esa guita no?..” “ con cual?..” le respondí “Con la guita del embarque perejil, con cual otra….” (otra vez con la hierba aromática). Fue cuando recordé una historia que me contó mi abuelo Agustín. En ella describía la forma en que el se vengaría de un patrón, que lo echó del trabajo por salir con la que ahora es mi abuela, el decía que todos los días a las 5 en punto el patrón llamaba a un camión de caudales para retirar la recaudación de la fábrica, el sabía que ese era solo un artilugio para sacar el dinero en un viejo camión conducido por su lamebotas Pedro hijo de un amigo suyo. También sabía el lugar exacto donde lo guardaban hasta el otro día. No hice más que relatarle el cuento al Mudo, “ y si fue tu abuelo?..” “No creo ..” respondí “Mi abuelo murió hace una semana, en la miseria total… Imposible..”. “Decíme en donde lo queria esconder…” “ en un viejo galponcito de la calle Luján, donde mi abuelo tenía un horno de barro..”. Y nos dirigimos presurosos, tomamos el trole, y llegamos al trote a la Calle Luján. Su polvorienta bienvenida opacó mis zapatos, entonces entramos en el galpón y comenzamos a revisar nerviosos casi desesperados. Y bajo una lona, cerca del horno de barro encontramos 3 bolsas, El mudo sacó su cuchillo y cortó el costado de una “ esta llena de guita…me salvé..Ja ja..” a lo que respondí “ Siiii nos salvamos…”. Dejó de reírse y me miró fijamente, levantó su cuchillo ante mi y dijo “ Me salvé.. o que esperabas?.. que lo compartiera …Pe” “Si perejil… ya sé..” repliqué. Entonces tomó las tres bolsas de dinero y huyó corriendo. Me sentí desolado, y volví a mi casa con la amargura que luego se convertiría en deseos de venganza
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