ACERCA DE UN INSENSIBLE (capitulo 1)
Publicado en Dec 10, 2009
El hombre dejó caer la cámara de lente intercambiable al suelo. Aquel sujeto ya estaba acostumbrado a observar escenas sangrientas, de hecho, de eso se mantenía vivo y es que, como fotógrafo de El merodeador, José Rosas Rojas había aprendido algo: entre más roja fuera la fotografía, mayor sería el pago por ella.
Pero ahora era diferente. De haber tomado aquella foto, quizá José habría podido comprar una nueva sala para su hogar, para que su esposa y su hijo le dijeran "Bendito sea Dios que te está yendo bien". Pero ahora había dejado caer la cámara y esta, casi como por arte de magia, se había partido en cuatro partes. Había dejado de ser útil. José había sido víctima de la sorpresa: frente a él, yacían colgados dos cuerpos masacrados cruelmente, las cuencas de los ojos yacían sin nada dentro de ellas, mientras las lenguas les habían sido mutiladas. En las manos de aquellos cuerpos yacían puestas dos pancartas, la primera decía "MERODEADOR" y era sostenida por la que en vida había sido una mujer, uno podía saberlo por la falda que llevaba puesta y el largo pelo que le caía hasta los hombros al cadáver. La segunda pancarta rezaba "DEJA DE MOLESTAR A LA GENTE" y el que la sostenía cualquiera habría podido jurar que era una jovencita por su complexión y la larga cabellera negra que era, incluso, más larga que la del primer cuerpo. Sólo José sabía desde el primer momento que aquel era un muchacho y que su nombre era Martín Rosas Clemente. Lo sabía porque aquel era su hijo y porque la que yacía muerta al lado de su cuerpo, una tal Mariana Clemente Pinzón , había sido la esposa de José por más de ocho años. Ahora ambos estaban muertos. La cabeza de José comenzó a darle vueltas, esperaba poder llorar por la muerte de su esposa y su hijo, pero ninguna lágrima se derramó de aquellos ojos. Esperó al menos poder vomitar pues se sentía enfermo al no poder guardar luto por ellos, pero nada salió de su boca. Su trabajo le había dotado de una horrible insensibilidad, fue en ese momento cuando se dio cuenta de ello. Aquella sería la última noche en la vida de José Rosas Rojas.
Página 1 / 1
|
Salvador David
Edgar Omar Neyra
Asì se habla amigo sin miedo ante el televidente
Felicitaciones
Un gran saludo
Me encantarìa ver màs de estos trabajos
Felices fiestas..Tù amigo siempre fiel..Edgar..
Salvador David
natalia
Bueno, un gusto, mas saviendo que te gusta la buena musica, prinsipalmente pink floyd espero encontrarte opinando mis textos.
Salvador David
Jesus Eduardo Lopez Ortega