a Nilda Gladys Miranda.
Susurro que late indomable
musita,
es casi silencio.
Golpea con fuerza imponente
por sobre voces y gritos.
Enmudece el ruido.
Es tan quedo y suave
como un rio añejo,
un mar subterraneo
o apenas su reflejo,
fantasma callado
canturrea bajo.
Se hace espejismo
innombrable.
En tanto se impone
diciendo
por sobre toda voz:
AUN TE AMO.