EL HOMBRE, SU PERCEPCIN DE LA CIUDAD Y EL SIGNIFICADO DE SU ENTORNO
Publicado en Dec 15, 2009
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La arquitectura y el arquitecto, han sido para el hombre el instrumento divino capaz de crear, expresar, construir, implantar planificar y regular los elementos o componentes que le dan a la ciudad una imagen urbana; esta se refiere según (Hernández, 2000). al “Conjunto de elementos naturales y artificiales (lo construido) que constituyen una ciudad y que forman el marco visual de sus habitantes, tales como: colinas, ríos, bosques, edificios, calles, plazas, parques, anuncios, etc.”
El observador se convierte en el protagonista que vive y siente la ciudad; esta relación contraste se vuelve semiótica debido a que esta inmersa en la variedad del lenguaje que expresa, dependiendo del medio en la cual se desenvuelve y de la perspectiva sensorial que filtra esa información en este proceso la percibe, codifica y le da un significado.
Estos componentes o elementos según Lynch (2006); están clasificados en cinco tipos: las sendas, bordes, barrios, nodos y mojones.
Sendas: Se presentan como los recorridos que orientan al observador, pueden ser: calles, senderos, líneas de transito, canales o vías férreas. Estas son las que le dan a la imagen de una ciudad más relevancia; pues la gente percibe la ciudad caminando a través de ellas dependiendo de la claridad de su lenguaje, se conectan con los demás elementos.
Bordes: Constituyen los ejes lineales, las cuales se relacionan o se diferencian regiones; en cuanto a la organización espacial, dibujan el perímetro y los límites de una ciudad, en el caso de estar entorno a ríos y murallas.
Barrios: Se determinan como los sectores de la ciudad, cuyas áreas varían entre medianas y pequeñas; están establecidas por un adentro y un afuera, una bidimensionalidad que el observador percibe con los bordes en sus ejes lineales imaginarios.
Nodos: Son sitios de importancia en la ciudad, donde confluyen las concentraciones de algún tipo de uso; de estos puntos se converge y se diverge en su relación con las sendas y los barrios.
Mojones: Se conocen como los puntos focales que al observador en su recorrido por la ciudad, les proporciona un interés; este objeto físico o natural puede estar alejado o cercano, en la simbología del espacio al ser identificado se hace familiar.
La ciudad se comunica por cuanto tiene un lenguaje propio, que se queda grabado en la memoria colectiva del habitante, esto hace que se genere una relación en donde se logra una combinación agradable; pero esta organización es posible al establecer al asentamiento urbano como un todo, lo cual “Un todo para el que concibe y realiza la arquitectura, esto es, para el arquitecto, así como para el que la vive o intenta comprenderla, es decir, el usuario o el critico” (Kaspé, 1986, p.18). Pero no solo el arquitecto vive, siente y expresa su ciudad existen muchos patrones mentales comunes y diferentes en los habitantes de cualquier territorio en dado caso solo hay que darle una expresión y comprehensión a su contenido para conectarlo a su ciudad.
En Briceño y Gil (2005) explica:
La percepción es el punto de partida para el análisis de diversos aspectos de la ciudad. Es el mecanismo que le permite al hombre ponerse en contacto con su mundo exterior, reconocerlo y actuar en él. Así pues, la percepción se alimenta fundamentalmente de los rasgos (visuales, auditivos, sonoros, etc.) que definen la ciudad.
El humano es un ser sensorial parte de lo que sus sentidos le indiquen visualiza, saborea, escucha, toca, huele y en el caso de las mujeres intuye. En Bertrand (1981):
Un sistema urbano vive porque las acciones reciprocas entre sus elementos lo hacen evolucionar continuamente; los cambios en un lugar actúan sobre el conjunto, y el habitante no puede quedar aislado de su marco de vida, de su medio, del que constituye uno de sus componentes. (p.297).
 
La ciudad se ha visto fragmentada Briceño y Gil (2005) en la diversidad de sensaciones que le da al sujeto pero partiendo de esa fragmentación es que se le puede dar un vuelco a las percepciones que los lugares le dan al ser; al no tener una cohesión clara provoca sentires divergentes de acuerdo a la valoración de la calidad urbana de la imagen.
El cambio de las ciudades debe ir más allá de la ordenación territorial puesto que el mismo esta en un continuo reinventarse Bertrand (1981) la imagen al estar arraigada en la memoria del sujeto junto con los esquemas de configuración en el imaginario colectivo a la hora de intervenir, se mejora la coherencia y por ende la ciudad se transforma en un cúmulo de experiencias sensoriales cualitativas y cuantitativas de su entorno que llevan al individuo hacia otro nivel de calidad urbana.
El entorno se entiende como el conjunto de elementos fijos (infraestructura); los semifijos (mobiliario y jardines); y no fijos (el hombre y todo aquello que genera su comportamiento). Los mecanismos de relación de las personas con su entorno resultan importantes para el entendimiento de los fenómenos como para la manera de afrontar el diseño; estos son: fisiología, anatomía, percepción, cognición, significación, afecto, evaluación, acciones y comportamiento, capacidad de apoyo y algunos componentes de la cultura. Rapoport (2003).
El hombre es un reflejo de su entorno “La calidad del entorno siempre es una calidad percibida y es contextual en términos de interacción del hombre con su entorno – tanto en general, como en cada caso concreto” (Rapoport, 2003, p.18) cuando se le da calidad de emociones en cualquiera que sea su ámbito, se hace  analogía como es una planta si continuamente se le riega, se abona su tierra, y se le recuerda lo especial que es florece en toda su plenitud; por variados factores; los niños se ven expuestos a patrones que cambian las actitudes de ese ser que antes que ser civilizado necesita del apoyo de sus semejantes adultos.
Desde allí también se debe abordar el problema de las ciudades, no solo las ciudades enfrentan problemas por ser ciudades; sino desde esta perspectiva el hombre, partiendo del mismo del individuo; educándolo como ser humano; los niños de hoy serán los verdaderos humanos del mañana. En (Rapoport, 2003, p.24). “Con todo lo que ya sabemos, estamos aprendiendo y aprenderemos en el futuro sobre los seres humanos”.
El hombre identifica el espacio en el que se maneja, de esta premisa que parte desde la visión de la  reconstrucción simbólica y social en los procesos identificatorios del entorno del hombre y sus ciudades. En Falcón (2008):
La identidad se construye a partir de la confrontación del ideal del yo individual y del ideal social. Por esa causa, el proceso de construcción de sentido que le da origen está íntimamente relacionado con los valores, principios y cultura del ambiente y es, indudablemente, una construcción social. (p.2).
Es la sociedad, la encargada que en las individualidades de sus grupos; se herede en la memoria colectiva, el sentido de pertenencia, el querer a la ciudad, al edificio, a la persona. La identidad esta arraigada a todo aquello, que se es; lo que le da la individualidad a una persona, a una ciudad, a una edificación; pero su pérdida radica en el desapego hacia todo aquello que lo hace consciente de ser.
En Valera (1996) la identidad social se genera en primer lugar de la pertenencia o carácter filial a categorizaciones hacia grupos sociales, socio profesionales, grupos étnicos, nacionales; entre otros; todo esto se refleja en la manera que el otro afecta a las generalidades de los grupos; así como de la misma forma puede originarse del sentido de pertenencia hacia un lugar o entorno; en segundo lugar en las características con las cuales los grupos se identifican y se diferencian de otroredades grupales; estas dimensiones le dan un contenido a la identidad social son : dimensión territorial, dimensión psicosocial, dimensión temporal, dimensión conductual, dimensión social y dimensión ideológica.
En Valera (1997) define:
Un espacio simbólico urbano será aquel elemento de una determinada estructura urbana, entendida como una categoría social, que identifica a un determinado grupo asociado a este entorno, capaz de simbolizar algunas o algunas de las dimensiones relevantes de esta categoría y que permite a los individuos que configuran el grupo percibirse como iguales en tanto en cuanto se identifican con este espacio así como diferentes de otros grupos en base al propio espacio o a las dimensiones categoriales simbolizadas por este. (p.297).
El simbolismo del espacio puede percibirse desde dos puntos de vista en Valera (1996), el primero como propiedad del espacio tiene significado; quien a su vez es una característica propia de el; los significados pueden ser individuales o de un grupo (significación personal y social); el segundo parte de que determinados entornos son capaces de contener en el significados simbólicos por cuanto pueden ser ordenados dependiendo de su carga simbólica.
El simbolismo de un lugar es lo que le da la identidad, a partir de ese lenguaje que expresa se manifiesta en el sujeto el sentido de pertenencia; dependiendo de lo que le dice la ciudad el observador hace simbiosis con ella.
El espacio simbólico urbano según Stokols y Shumaker, citado en Valera (1996), se convierte en el componente prototipico (barrio) referido a una escala urbano social; el cual representa la identidad social urbana; en este nivel se consideran las imágenes cognitivas del entorno en cuanto a sus características físico estructurales; así como las que confluyen en la relación espacio identidad, debido al significado o significados que representan para el observador, grupo o comunidad.
El campo social percibido puede analizarse en función a: contenido, claridad, complejidad, heterogeneidad, distorsiones, y contradicciones.
Contenido: Un espacio de un barrio tendrá más pertenencia para el observador, grupo o comunidad; en la medida que su contenido vivencial a nivel de significado sea de su agrado; así se refuerza de la misma forma en la memoria su diferencia con otros sectores.
Claridad: Un espacio no solo será simbólico cuando más individuos lo consideren de este modo; sino en la medida que los significados estén relacionados al espacio por parte de ellos.
Complejidad: Un espacio puede contener en el, significados comunes entre los sujetos; pero no se establece una relación entre el número de significados y que el espacio contenga en el; un solo significado con un contenido claro. Esta disyuntiva se asocia a que mientras más complejo es el significadote un espacio mayor simbología tendrá, de esta manera será más reconocido entre los grupos involucrados.
Heterogeneidad: Diferentes sub grupos que ocupan un entorno, pueden preconfigurar un espacio como resultado de las dimensiones y categorizaciones de cada grupo; es decir la diversidad de sub grupos, pueden ser distintivos en la medida que varíen los significados de un espacio.
Distorsiones: Al haber menos diferencias entre significados de un lugar y las actividades; que en el se generan, más sólido será su valor simbólico.
Contradicciones: La ausencia de diferencia entre el significado que se tiene de un lugar o aquel que esperan mejoren el valor simbólico de ese espacio.


Bibliografía
 
Bertrand, M. (1981). La ciudad cotidiana. Madrid: Colección Instituto de Estudios de Administración Local.
 
Briceño, M y Gil, B. (2005). Ciudad, imagen y percepción. Revista Geográfica Venezolana. [Revista en línea]. Consultado el 08 de Julio de 2008 en: http://150.185.136.100/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1012-
 
Falcón, M. (2008). Anotaciones sobre identidad y “otredad”. Revista Electrónica de Psicología Política. [Revista en línea]. Consultado el 30 de Junio 2008 en: http://www.psicopol.unsl.edu.ar/marzo08_01.pdf
 
Hernández, X (2000). 6º Taller de imagen urbana en ciudades turísticas con patrimonio histórico. Manual de la imagen urbana. [Ponencia en línea]. Consultado el 30 de Junio 2008 en: http://www.cnmh.inah.gob.mx/ponencias/580.html


Kaspé, B. (1986). Arquitectura como un todo. Aspectos teórico – prácticos.
México: Editorial Diana.


Lynch, K. (2006). La imagen de la ciudad. Barcelona: GGReprints.
Rapoport, A. (2003). Cultura, Arquitectura y Diseño. Barcelona: Edicions UPC.
Valera, S. (1997). “Estudio de la relación entre el espacio simbólico urbano y
los procesos de identidad social”. Revista de Psicología social, 12, 17 – 30.
 
Valera, S. (1996). “Análisis de los aspectos simbólicos del espacio urbano. Perspectivas desde la psicología ambiental”. Revista de Psicología Universitas Tarraconensis, 18 (1), 63 – 84.
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EL HOMBRE, Y SU ENTORNO COMO ES EL COCREADOR DE ESPACIOS, SENSACIONES Y DE HACERLE O NO LA VIDA MEJOR O PEOR A SU SEMEJANTE.

Palabras Clave: PERCEPCIN CIUDAD ENTORNO

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Anlisis



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