Historias de cibert amor-
Publicado en Dec 15, 2009
Todo parecía normal, como todas las noches cuando llegaba a casa. La soledad de mi habitación y la rutina diaria; encender alguno de los aparatos ruidosos; la televisión, que nunca exhibía nada interesante, o bien escuchar algunas pistas de mi agrado, especialmente Placebo y su special K o the bitter end… ¡cómo me gustaban! Seguía así toda la noche sumergido en las melodías de este grupo, el escucharlos me daba cierta cosquilla de motivación como para ir a sentarme al escritorio, encender la lámpara y comenzar a escribir, despojándome antes de mi ropa. Todo normal como cada día que llegaba después de caminar hasta el agotamiento para contemplar desde mi soledad el atardecer, ver a la gente a mi alrededor, tomarme algo en algún bar e ir a internet a tratar de comunicarme con mi cibert amada (o amor virtual), llegando a mi casa con un sabor dulce amargo en la boca. Dulce por haberla contactado y amargo porque desde que estaba en esta ciudad había perdido cierta comunicación con ella. Eso había ocasionado que esta relación de internet se enfriara en sus frases. Lo percibía por sus cada vez más frecuentes respuestas monosílabas, creando en mi cierta frustración. Pero mi estadía era transitoria por causas de trabajo y estaba por concluir mi compromiso. A mi regreso esto cambiaría sin duda; de nuevo estaría en contacto con ella todo el día, a través del chat, como venía ocurriendo desde hace algún tiempo, antes de venir a esta ciudad. El tiempo que había pasado en estos lares se me había tornado muy pesado de sobre llevar, el no conocer a nadie y solo sentirme acompañado por esta relación de chat que me parecía cada vez más sosa, me hacía sentir muy deprimido. Pero estaba por razones de trabajo y así era el roll de vida que experimentaba desde que me dio por dedicarme a las artes plásticas, ir siempre de un lugar a otro. Hoy cuando llegué a mi casa, la habitación sofocaba terriblemente por el calor acumulado en todo el día, motivo por el cual me desnudé y encendí el aire acondicionado. Activé mi aparato de sonido sin verificar el disco y salí a la terraza a mirar las luces de la ciudad mientras degustaba una copa de vino blanco. La melodía que a continuación escuche me dejó desconcertado, pues no me acordaba haberla programado, era una melodía que mi novia virtual, me había comentado le agradaba en alguna de nuestras pláticas de chat; que a la letra decía: "Si tu no vuelves, se secarán Todo parecía normal, como todas las noches cuando llegaba a casa. La soledad de mi habitación y la rutina diaria; encender alguno de los aparatos ruidosos; la televisión, que nunca exhibía nada interesante, o bien escuchar algunas pistas de mi agrado, especialmente Placebo y su special K o the bitter end; ¡como me gustaban! Seguía así toda la noche sumergido en las melodías de este grupo, el escucharlos me daba cierta cosquilla de motivación como para ir a sentarme al escritorio, encender la lámpara y comenzar a escribir, despojándome antes de mi ropa. Todo normal como cada día que llegaba después de caminar hasta el agotamiento para contemplar desde mi soledad el atardecer, ver a la gente a mi alrededor, tomarme algo en algún bar e ir a internet a tratar de comunicarme con mi cibert amada (o amor virtual), llegando a mi casa con un sabor dulce amargo en la boca. Dulce por haberla contactado y amargo porque desde que estaba en esta ciudad había perdido cierta comunicación con ella. Eso había ocasionado que esta relación de internet se enfriara en sus frases. Lo percibía por sus cada vez más frecuentes respuestas monosílabas, creando cierta frustración en mí. Pero mi estadía era transitoria por causas de trabajo y estaba por concluir mi compromiso. A mi regreso esto cambiaría sin duda; de nuevo estaría en contacto con ella todo el día, a través del chat, como venía ocurriendo desde hace algún tiempo, antes de venir a esta ciudad. El tiempo que había pasado en estos lares se me había tornado muy pesado de sobre llevar. El no conocer a nadie y solo sentirme acompañado por esta relación de chat, con sus sesiones cada vez más esporádicas y para colmo en cada ocasión me parecía más sosa; esto me hacía sentir muy deprimido. Pero estaba por razones de trabajo y así era el roll de vida que experimentaba desde que me dio por dedicarme a las artes plásticas; ir siempre de un lugar a otro. Hoy cuando llegué a mi casa, la habitación sofocaba terriblemente por el calor acumulado en todo el día, motivo por el cual me desnudé y encendí el aire acondicionado. Activé mi aparato de sonido sin verificar el disco y salí a la terraza a mirar las luces de la ciudad mientras degustaba una copa de vino blanco. La melodía que a continuación escuche me dejó desconcertado, pues no me acordaba haberla programado, era una melodía que mi novia virtual, me había comentado le agradaba en alguna de nuestras pláticas de chat; que a la letra decía: "Si tu no vuelves, se secarán todos los mares y esperaré sin ti, tapiado al fondo de algún recuerdo..." El hecho que era la canción favorita de ella y que por cierto su armonía era un tanto triste, me hizo adentrarme en mis pensamientos y evocarla, pensando en una situación ideal. "Un deseo incontenible de estar a su lado, de cambiar el caris de mis días, de comenzar a ser normal y dejar de ser este solitario empedernido en el que me había convertido, por un acomodo sentimental de una relación tristemente mal lograda, y por decisión propia a causa de esta especie de apostolado en que se había convertido mi trabajo para mí. El deseo irrefutable de tener una vida a su lado, de convertirme en su compañero de vida, en sentir un compromiso pleno, en hacerla feliz, en inspirar mi trabajo con su compañía, y el hecho, que desde que la había conocido, la sensación de haber encontrado en su persona a ese ser que tanto espera uno se tornaba más fuerte cada día. Sin saber por qué, ni el cómo, pero que sabe uno, que ahí está, con todo lo que conlleva el saber que al fin la coincidencia anhelada te ha llevado a la persona ideal. Todo en lo que respecta a mi sentir, pero el pensar en ella a cada instante me causaba la angustia de saber qué significaba yo en su devenir. Es contradictorio sopesar una relación y una esperanza de vida solo en la visión de uno mismo. Yo no quería cometer ese error, quería ubicarme desde su punto de vista, desde la perspectiva de sus deseos y motivaciones para entonces, desde el respeto, la tolerancia, la libertad de su persona y el amor mutuo, creer que solo así esto podía ser posible. No solo pensar en lo que me hacía falta a mí, ni en mis necesidades y caer en la trampa y el engaño de acomodar una relación a mis necesidades ególatras; ¡no, eso nunca! ... me gustaría casarme..." Los minutos han pasado, y solo los grillos y los perros acompañan mis pensamientos. Sin darme cuenta de copa en copa me he acabado la botella de vino y el mareo como consecuencia, es muy acentuado. El efecto del vino me provoca un deseo incontenible de decirte lo que siento en este instante. Tomo el teléfono celular y marco a su número, 9541031290 - no respondes-; intento de nuevo - nada-. Empiezo a escribir un mensaje de texto: Llénate de mí. Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame. Pídeme, recógeme, ocúltame. Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, llegó tu hora. ¡Solo ámame, ámame! Mareado; entro a mi habitación ahora fresca, a ocultarme en mi soledad, entonces pienso: ¡qué estupidez la mía, ilusionarme con una relación de internet y de una persona que no conozco en realidad… que necesitado estoy de afecto! Sonrío y cierro la puerta tras de mí… a confrontar esta soledad, sin autoengaños.
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