Tu blusa flamea y antiguas contiendas  florecen.
El barrio despierta su pena dolida,
escribe a tu ausencia,
indaga en la esencia de viejas
virtudes,
cocidas al fuego de inviernos
temidos.
Desarma razones que invocan
al cuerpo,
pendientes de un sueño fatal
y prohibido.
Tu blusa flamea y esparce memorias
de un barrio sitiado por nobles
nostalgias y besos perdidos.
Lejana tu historia anclada
en mis libros que nunca partieron
en busca del ansia,
que amaron tus ojos de
injusta derrota,
como aquella blusa que acuno tus pechos
y admiró perplejo mi obsesión devota.