Amar se ha vuelto rutina. Un desconocido ella espera todas las noches lúgubres en su corazón aquél hombre que la llena, sus abrazos se envuelven con su vida, pierde el control, suscita el amor, se siente en vigor…desde cuando ha pasado la rutina, sus ojos la delatan, la costumbre de tenerlo por siete horas la ha engañado, se siente triste, usada, feliz, pasajera. Él llega buscando con su risa fingida lo que no encontró en los demás, amor y regocijo, él la busca, ella lo acepta, pero en el fondo sabe que el espejismo se ha vuelto ideal, en el fondo sabe que el daño causado a su nostálgico y solitario corazón es latente.
A veces a decido dejarlo, aveces, enterrarlo en los pensamientos perdidos, dejarlo sin aire, olvidar los besos debajo de las cómplices sabanas, olvidar su sonido, el suspiro que la mata…quiere lograrlo, pero le es imposible, se ahoga, se siente asfixiada, su amor se ha vuelto daño, él solo llega… la abraza, Le cuenta la rutina, su ocaso…ella lo cree amar, desde el amanecer al crepúsculo, pero sabe que se engaña, su débil conciencia le dice que no lo haga más, su corazón le falla. Hoy a decidido dejarlo para siempre, que se valla con sus sueños, su retórica a buscar quizás a esa Penélope que este cansada de esperar, porque los momentos épicos que ella cree sentir no existen.

Por: Julio Martín González.