La Luna para t
Publicado en Dec 18, 2009
Trencé una escala infinita, con cáñamo de ilusiones y peldaños de esperanza, con la que alcanzar la Luna. La envolví con cuidadoso esmero entre nubes de seda y cirros de algodón, a los que enrollé en papel de celofán para entregártela.
No reparé en el desconcierto de los mares y oceános que no sabrían cómo ni donde desplegar sus mareas; olvidé al trovador, al rasopda, al poeta a quienes robé sus fuentes de inspiración; ni intuí la turbación de los enamorados a quienes arrebaté el manantial de donde manarían las bellas y sinceras palabras de amor que nacieron al amparo de tu luz; no advertí la soledad del lobo, con sus aullidos acallados, ante la consternación de no verte, Luna. Envolví las noches en una penetrante y punzante penumbra, dejando huerfanas a las estrellas. Acrecenté la soledad del solitario, la melancolía del apasionado, el dolor del que sufre, el miedo de quien siente pavor a lo novedoso. Sólo lo hice para ver una fugaz sonrisa brotar de tus labios mientras te alejabas sosteniendo la Luna en la palma de la mano, contemplándola con mirada fulgente, henchida de felicidad, envuelta en su tibia aureola, encaminando tus pasos hacia el hombre a quien amas para mostrársela, quien te espera en algún lugar de la ciudad. Nunca supe trenzar una escala infinita que alcanzara tu corazón.
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Rafael Criado Garca
doris melo