Despertar catico
Publicado en Dec 19, 2009
Al caer la noche mire, por mi ventana esperando la llegada de aquella causa perdida, de aquel que algún día llame hijo. Una criatura que a la corta edad de 5 años parecía inocente, al punto de permanecer ileso al paso por el orfanato de su niñez.
Al sentir un ruido en la cerca note una silueta cabizbaja venir hacia el lugar de crianza de un hijo prodigo que no conoció ni a su padre ni a su madre. Lo vi entrar, mis ojos se llenaron de esperanza, pero se desvaneció al notar que no era a quien esperaba. El sujeto se acerco, me miro y extrajo del bolsillo de su chaqueta una fotografía. La cogí entre mis manos y la que observe. Pregunte de que se trataba esta vez, el sin hablarme ni mirarme me izo una seña para seguirle. Tome mi abrigo sin antes no poder dejar de mirar una vez más la fotografía en la que aparecía Yef, mi hijo. Subí al automóvil con aquel sujeto, esta vez note su contextura alta i delgada, rota por unos ojos hundidos y sin brillo. El condujo por lo menos 1 hora. La que creí interminable, recordé a Yef, sus primeras horas en su nuevo hogar. Que con mi esposa construimos para nuestro propio hijo, que por cosas del destino y médicas nunca llego. Pero al mirar a ese pequeño en aquel orfanato, que hoy tiene 22 años, mi corazón torno de manera incesante de latir, al punto de realizar presurosamente los papeles de adopción. Mi transe fue roto al momento de sentir una voz cruda y sin esperanza, que señalaba que el viaje avía concluido. Al bajar del móvil en el que se trasportaban mis recuerdos y yo, note que la broma de la noche se disipaba y solo dejaba ver la luna llena. Entre en una antigua casona, del estilo conservador. En medio de una sala estaba una vieja silla que su edad era opacada solo por personaje familiar sentado en ella. El viejo John me miraba con una gran fuerza que contrarrestaba con su sabiduría y vejez. Se dirigió con dificultad hacia mi, preguntando que si savia porque y de que se trataba esto. Le respondí con voz temblorosa sin ser capas de mirarlo a sus ojos. Suponía que sucedía. El sacudió el pelo de mi cabeza y respondió que yo savia que tenia que hacer. Al salir de aquel lugar, creí ver a mi esposa mirándome desde un arbusto, me entusiasme, quise correr hacia ella. Luego como un balde de agua fría recordé que hace 8 años ella abandono este mundo. Había olvidado los medicamentos en casa. El hombre que me dirigió asta ese lugar, me escolto al vehículo en que llegue. El condujo sin hablar ni mirarme, al final del recorrido estaba nuevamente en el principio, antes de bajar el torno sus ojos hundidos hacia mi, sonriendo me dio un arma y dijo que ordenes son ordenes. Entre en el lugar de acogida del sujeto que algunos años atrás me dio felicidad. Saque del estante una botella de vodka me senté, brinde por los viejos tiempos y reflexione hasta la mañana siguiente. Al despertar lo único que recuerdo, es que mi hijo estaba dormido en el sillón. Me había cubierto con un abrigo en la noche, me levanto y lo miro fijamente mientras duerme. Miro su rostro semejante al que algunas ves pertenecio a mi juventud. Saco de mi traje aquel objeto que el sujeto de los ojos hundidos me dio, apunto hacia mi hijo aun dormido, apunto a su cabeza, un momento antes de disparar el despierta y pregunta por que. La bala suena, y el ruido ensordecedor hace que sierre mis ojos, al abrirlos noto que estoy parado junto ala ventana esperando que mi hijo llegue. Todo vuelve a empezar y quiero despertar.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|