Por más que trate de alejarme, no puedo. Los ruidos se han reducido al golpear de mis zapatillas contra el suelo, mi agitada respiración y mi corazón, que corre tanto o más rápido que yo misma. Los escucho acercarse. Estoy corriendo, ¡estoy corriendo! Ya te dije que no es mi culpa...
Avanzan...
Estoy que me tropiezo conmigo misma. Las sombras se alargan, la gente desaparece. Podría gritar, pero no valdría la pena, nada vale la pena ahora que me persiguen. Se me esta acabando el aire, ya no puedo más, pero ellos siguen corriendo como si nada detrás de mí. ¡Cállate! ¡Ya te dije que no es mi culpa! La respiración se me acorta. Trato de ignorarlos, pero sé que vienen cerca. Sé que no puedo escapar. Todos lo sabemos...
Avanzan...
Corro y corro, pero no avanzo. ¡Ayuda! ¡Ayuda! Ya no puedo más, déjame parar, ¡por favor! Ya no puedo respirar, quiero llorar... ¡Ya sé que es mi culpa! Pero ayúdame, ya no puedo más...
Avanzan...
¿Cuánto más podré correr? Me siento solita, me siento cansada, quiero llorar... Y no estás aquí. Nunca me ayudas, sólo te burlas de lo mal que hago todo. ¡Ya lo sé! ¡Ya lo tengo más que claro! Pero por lo menos... Por lo menos...
Avanzan...
Y siguen avanzando y nunca van a parar de avanzar. Sin forma, sin fondo, sin... Victimarios. Victimarios. Necesito salir de aquí, necesito correr más rápido, necesito que me ayudes. Ya sé que te he pedido ayuda muchas veces, pero de verdad... Ya sé que no valgo nada, ya sé que me lo merezco, pero ¡ayúdame! ¡Ayúdame!
Avanzan...
¡Dejen de avanzar! Ya no puedo, no puedo, no puedo evitar estar aquí y ahora, yo no quería... Yo no puedo cambiarlo. Todo está mal, todo siempre está mal. ¡Necesito ayuda! ¡Siempre necesito ayuda!
Avanzan...
Lo siento... Ya no puedo más... Sí, estoy llorando. Sí, soy débil. Sí, me estoy dando por vencida...

Ya no avanzo...