NIKOLAI
Publicado en Dec 22, 2009
A Sergei Rajmáninov Nikolai aporrea el piano pero la puja no cesa corcheas y semifusas taladran su cabeza. La primera sinfonía criticada por bastardos, adulones de ocasión, nunca bardos. No importa Nikolai, la calma llegará y con ella la gloria, una chispa inspiradora buceando en la memoria, serpenteando en el teclado, hostigando a los perversos, adalides malhablados. Bienvenida melodía en las palabras salvavidas, sólo Dahl con su paciencia sabe tratar la desdicha. Crisis, nervios y fugadas melodías no conectan, no germinan, se deshacen indefensas añorando armonías. Es tal vez el violonchelo del doctor la más grata companía en estos días de tortura y de temblor. El milagro que no llega, el cansancio que se aferra, los amores que renuncian sin perdón. Pero un día llega el parto, llega el trueno, llega el rayo y la vida brilla y llora con pasión, enmudecen escenarios, mueren de odio los bastardos, un concierto que agradece al corazón, gratitud para la cura, se adivina una aventura Nikolai ha vuelto entero con su don.
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