Hay un vacío en los corazones...
algo que duele en el pecho,
que engulle en la garganta
y humedece los ojos
inundándolos con llanto.
Algo que se mueve con un vaivén
como un péndulo,
entre la locura y la cordura,
entre en desquiciamiento
y la sin razón y la escasa lucidez.
Un sueño, despierto los sentidos
un flotar al estar tan quietos
como fieras al acecho,
un mirar profundo
que languidece la realidad
para hallar el punto crucial
y penetrar en lo profundo,
hay un vacío en  los corazones.
¿Será que los sentimientos escaparon
con el ruido de la ciudad?
Son los llantos y las risas sueltos
de un bien  de un mal,
son  hechos que escapan
al escrutinio de la razón,
manifestaciones inconscientes
del ser que se llevan presentes.
Heraldos primitivos, arrojados
y audaces que todo lo dan en un lance
sin mediar en el destino,
que flotan invisibles
en el campo de lo irracional,
que libres dominan la existencia
y día a día nos conducen silenciosos
a los dominios del frío infernal.