La espera es amplia,
profunda , infinita,
irritante...
-como una mentada de madre-,
insoportable...
-como la conversación de un necio-,
y amarga...
-como tu llanto y tu reclamo-.
Pesada e inmensa,
como las penas de un suicida.
Impávida y yerma,
para la mente obtusa.
Tierra fértil del nunca jamás
para el creativo.
La espera cosquillea
en la acelerada meditación,
ahoga en su cruel transición
de tiempo y vida,
de nada y muerte.
Es la máscara dura
del rostro seco,
Inexpresivo,
los ojos fijos mirando al infinito
en la locuaz  persecución de algo
Sin saber a ciencia cierta qué.
La espera...
ese fatal muro que me aparta de ti,
de tu presencia,
de tus transformaciones,
de tu vida.
Esa densa niebla
que me ahoga en el
tiempo interminable
de lo que ha de ser
u ocurrir...
quizás la vida,
quizás la muerte.