Como mienten tus labios
 cuando saben a dulce envueltos en labial.
Tus ojos no me ven fijamente,
tus manos juegan entre ellas,
entrelazando la trama
de la red que atrapa tus palabras
cuando me hablas.
¡Cómo es que logras ese mimetismo en tus ideas,
el camuflaje de tu cuerpo y tu rostro con el rímel de batalla!
Como lloran ocultamente tus ideas y sostienes la sonrisa,
cuando por dentro te desboronas con el llanto
atroz de la desdicha.
Como duelen tras las huellas del camino,
los pies descalzos, cuando punzan los abrojos
y  las piedras que pisas.
Como duelen tus besos de cuita,
cuando te sostienes como una dama
y ambos sabemos que eres una fiera en tus diferentes camas.
Como alacias la sombra que cuelga de tus pensamientos,
porque reprimes a tus risos;
tiñes tus ideas para burlar al tiempo con el arcoíris artificial
de las desdichas diluidas en la imagen ideal;
en el artificioso desenfoque de tu espejo
que te oculta del duelo de las víctimas de tu vanidad.
Como ocultas el saber que infructuosamente has llegado a amar,
 cuando se fueron y te hundieron en la más profunda soledad,
y lo niegas y te niegas a la verdad,
y de todo, solo aprendiste a hacer llorar.
Cuando en la tormenta cuestionando al pensamiento,
la razón fríamente dio paso a la crueldad,
cuando entre sueños solo se manifestó el pesar
entre las pesadillas de lagar impuro
que contuvo solo vil agraz.
Cuando tu amor fue mal agüero a media noche,
 mariposa negra rutilante en la oscuridad,
cuando dueles,
como dueles...
¡cómo te duele, mirarte sin mirar!
¡Cómo puedes ocultarte de ti,
y andar como si nada, tan campante,
en esta extensa y yerma inmensidad,
presumiendo por doquier
con esa risa desencajada, frívola y loca,
tu fingida e infructuosa felicidad!