LA MUERTE DE TOO CAPITULO I
Publicado en Jan 01, 2010
Amanecía y con el amanecer nos llegaba la noticia. El sol apenas salía, el horizonte se coloreaba de un matizado amarillo naranja, pareciendo incluso un bello y lejano atardecer, ambientado y acompañado por el despertar y trinar de los pájaros.
Mirando el potrero veía las vacas, como de costumbre, pero además de ellas, se veía alguien mas, corriendo hacia la casa, era doña Bertulia, se acercaba a toda marcha y con toda la capacidad que le daban los años, que habían terminado por convertirla en toda una matrona de enormes pechos y descomunales caderas que hacían perfecto juego con su monumental cuerpo. Cuando ya estuvo lo suficientemente cerca me di cuenta de que las lagrimas caían por su arrugada mejilla y esto sumado a su desesperado afán, no era ya una buena señal. -¿Qué le pasa, doña Bertulia? Ande cuénteme haber. Justo en ese momento, sin dar tiempo a que me respondiera, apareció mi madre que recién se despertaba a causa de los suspiros, jadeos y quejidos de Bertulia. Su cara reflejaba aun el sueño, pues para ese momento aun faltaba tiempo para su hora habitual de levantarse. Su pelo enredado y las lagañas en sus ojos, la hacían ver asustada y algo confundida. Se estiro por un segundo y luego dijo: Oiga mijo, ¿que hace Bertulia por aquí a estas horas? Yo solo pude contestar a mi madre diciéndole que parecía que Bertulia nos traía una noticia, no se me ocurrió una mejor idea para describir aquella inesperada situación. Y usted doña bertulia, que es lo que pasa, -dijo mi madre-. - Se murió don Toño, se murió don Toño -respondió Bertulia agitada- El tamaño de mi sorpresa fue tal que mis ojos se abrieron en su máxima expresión, como queriendo reprochar a Bertulia, por haber traído aquel tempranero mensaje de la muerte. De inmediato me invadieron los recuerdos de una tarde en la que yo estaba conversando con mi padrino y donde le pregunte por que se hallaba tan contento. -Si mijo, estoy muy contento, porque voy a morirme -no diga eso, padrino Toño, no diga eso, respondí -Si mijito, no ve lo contento que estoy. Es que he sufrido tanto¡¡¡ Dijo esto ultimo poseído por un extraño letargo, como si estuviera totalmente alejado de su conciencia. - ¿sufrido?- Pero no parece Toño, en verdad que no parece. -Hoy me siento tan feliz, mijo- -si Toño, estar feliz es bueno, pero que no se le vaya a estar ocurriendo dejar sola a mi tía. -mijo, si eso pasa, ¡yo se que ella me acompaña al rato¡ Solamente acuérdese que me voy a morir, pero no vaya a ir a asustar a Socorro, que todavía no le he dicho nada. Tras aquel dialogo solo pude atinar pensar que sus palabras eran fruto de su vejez y senilidad, pero ahora me doy cuenta de cuanta certeza había en sus palabras. En verdad presentía y esperaba su muerte. En efecto parecía muy contento y todos parecían advertirlo.
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