LA MUERTE DE TOO CAPITULO II
Publicado en Jan 01, 2010
Toño se hallaba entonces, lleno de dicha y entusiasmo, su sentimiento de bienestar era indescriptible, se sentía invulnerable y creía que nadie ya podía hacerle daño. ¡La muerte lo cuidaba¡
Su relámpago de ventura alcanzaba y encantaba radiantemente a quienes le rodeaban. Imagino que para aquel momento ya estaba resignado, expectante y nada le importaba más que ser feliz. No era muy comprensible por que dijo que había sufrido tanto, pues siempre se le veía más bien alegre, mucho menos que ahora, pero igualmente alegre y de un humor casi infantil que causaba risa a propios y extraños. El siempre había aprendido una cosa: a estar satisfecho de si mismo y de su vida. A los ojos de la gente su vida pudo no ser agradable y venturosa, pero ciertamente siempre lo fue, o al menos esto era lo que reflejaba su forma de ser y de comportarse. Toño era casi como un niño, un hombre básico, elemental, falto de ideas. Era si, una persona alegre, que se concedía tal vez demasiada importancia así mismo, envidiable para uno, para otros no tanto. Gracias a su trabajo, se había pasado la vida manejando carretas empujadas por caballos, transportando a la gente, sus mercados y recovecos del pueblo hasta la vereda y de la vereda hasta el pueblo, era bien conocido y todos lo llamaban "Toño el de las carretas". Con su trabajo consiguió ganarse el aprecio y respeto de la gente y más que eso el sustento para su familia. Aunque no tuvo hijos, si tuvo que cargar con dos solteronas frustradas y caprichosas, que sin querer, solo le sirvieron para complicarle la vida, pues se entregaron de lleno a sus amarguras y senilidades. Estas dos, junto con Socorrito, eran todo lo que Toño había conocido como familia. Toño era muy creyente, su fe en Dios siempre estaba de por medio para lidiar con cualquier situación, esto le facilitaba las cosas en vista de su incapacidad para pensar mas allá de los simples asuntos. De hecho siempre decía que la muerte no dependía del azar sino de la voluntad de dios y esto parecía tenerlo muy claro. Según nos contó Bertulia, a mi y a mi madre, que por su parte ya dejaba ver sus lagrimas, dos noches atrás Toño le dijo a Socorro que estaba escuchando una vos y que converso con ella como si fueran un par de amigos, aquel día igualmente Toño tuvo algo de fiebre y con el sopor que esto le causo, sus diálogos quizás no fueron mas que una simple alucinación. Bertulia creyó firmemente en los diálogos de toño con la extraña vos, era incluso más creyente que Toño y para ella esto solo podía responder a la voluntad de Dios. Entre sollozos empezó a relatarnos el dialogo de toño con la extraña vos que mas había impactado a Socorro según se lo había contado Toño. -¿has sentido tristeza? - le pregunto la vos -si, si, - dijo toño- -Entonces ¿que esperas para morirte? -por eso no me preocupo, ya vendrá, seguro que ya vendrá. Dicho esto, Socorro perdió la tranquilidad, pero evito a toda costa no demostrárselo a Toño - Agrego bertulia
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