Cinco mil ochocientas y tantas veces
Publicado en Jan 01, 2010
Me he preguntado
cinco mil ochocientas cincuenta y cuatro veces que alquimia que impulso violento que mordaza por romper me lleva a escribirte a padecerte a resucitarte sin esperar el tercer día; que perversa manía de enamorarse hasta los dientes; de deshacerme en poesía de desahogarme en nombrarte de creerte lo que no tiene remedio, de elegirte entre todas las mentiras Me he preguntado que coalición inexplicable que conjuro de estrellas que confabulación intergaláctica hará perdurar la lluvia en luna una sombra mordiendo otra sombra; que silencio desmesurado podrá apenas cavar un resquicio de luz en lo insondable de tus ojos, que desquicio a viento cruel asolará sin tregua mi comarca Me disfrazaré de esdrújulas para huir de este palabrerío grave, albergaré el dulzor precario de la esperanza la magia lisiada en creer y en crear milagros; soportaré con estoicismo y vergüenza el desdén de tu piel cuando se avecinen noches intratables: noche de espuma ácida como mares erosionando las piernas de mi cama; la sed y un espejismo a vos petrificando sábanas y la esperma doliendo molesta inservible sutil servil por donde quiera que el deseo duela; la falsa escuadra de tu boca entornada como a media risa señalando el lugar exacto por donde se ahogaron mis peores poemas: el sentido común la escritura automática el cadáver exquisito las reglas gramaticales la indiferencia preparando una fiesta el más obtuso sentir del amor y lo abyecto de un corazón clavando el aire de campanas repicando sin demasiada esperanza cinco mil ochocientas cincuenta y cinco veces por donde quiera que tu ausencia duela.
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Gustavo Silva
Pili
Que bien escribes cuando hablas "sin demansiada esperanza..", un deseo que duele por la ausencia.
Mira que siempre te leo, y siempre me sorprendo.
Un beso, argentino..!
Pili.
Claudia Islame
Roberto Langella de Reyes Pea