Blandir las espadas,
ante el rufian enemigo,
asustar hasta el alma,
del que no es amigo.
 
Ensartar en sus cuerpos,
cual gran estocada,
que no quede nada,
que solo haya muertos.
 
Blandir las espadas,
ante los cobardes,
que surja la sangre,
ante las espadas,
en una bella tarde.
 
Que sea testigo
el gran rey sol,
blandir las espadas,
con el corazón.

Aniquilar al enemigo,
que muera en batalla,
que sea testigo,
ese gran señor...