Anabel en el paraso
Publicado en Jan 06, 2010
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Anabel sube las escaleras despacio pero enérgicamente, una mano apoyada en la barandilla, en la otra, la bolsa de la compra. El calor se traduce en una ligera humedad instalada en el nacimiento del frágil pecho y en su cuello. Está cansada, pero feliz. El día ha sido largo, ajetreado y piensa en ellos, esos niños, sus nietos, que acaparan casi todo su tiempo.


Pero ahora, por fin, tiene una hora. Una hora para prepararse y en una hora, abandonarse sin tiempo, sin cuerpo, sin mente, sin alma.


Abandonarse para poder encontrarse de nuevo con su tiempo, su cuerpo, su mente, su alma...


Esa hora después su corazón late, pum-pum, pum-pum, fuertemente. Un golpe de calor invade su cuerpo traduciéndose en una excitación nueva convertida en rica humedad, que, esta vez, cosquillea todos los rincones de su cuerpo.


Abre los ojos, quiere ver el cuerpo moreno, la piel suave y brillante del muchacho, del intruso que bucea en sus entrañas, que con dulzura abre sus piernas y las sujeta con firmeza. Anabel observa ese pelo largo, negro, liso, suelto, moviéndose, suave, pausado, notando la fuerza de las manos del muchacho sujetando sus caderas. Anabel se ríe tímida y gime, entrecortado su aliento. Por unos segundos aprieta con sus piernas la cara del muchacho y ya, sin fuerzas, las aparta, las estira. Ahora no le pesan, casi ni las siente, levita su cuerpo en el ambiente.


El muchacho levanta su cabeza y observa sonriendo el rostro de Anabel. Participa del placer y adelantando todo su robusto cuerpo con el impulso de sus brazos, encaja su miembro en el sexo caliente y gustoso de ella.


Y ella, en ese instante,  gira la cara y mira de reojo el estante donde la fotografía de Pedro, su marido, la observa solemne con una oscuridad acusadora.


Pero vuelve a cerrar los ojos y abandona su mente.


Desde que Pedro ha muerto Anabel ha aprendido a compartir la oscuridad de esa mirada con el placer oculto y latente que habita en el paraíso.
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Foto del autor Noelia Terrn Torres
Textos Publicados: 29
Miembro desde: Jan 06, 2010
4 Comentarios 874 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

El secreto mejor guardado de una mujer viuda y de la tercera edad.

Palabras Clave: Paraso juventud fotografa sexo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (4)add comment
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anais RINCON

woao...EXCELENTE...EXCELENTISIMO...ME LLAMO LA ATENCION ANABEL...ASI ME LLAMAN EN CASA JEJE...Y LUEGO CUANDO LEI...ES OTRA DIMENSION ...ES GENIAL LO QUE ESCRIBISTE..
ME ENCANTO...PERFECTO...
SALUDOS!!!
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January 08, 2010
 

Richard Albacete

Excelente relato Noelia: Te felicito porque te manejas muy bien en el terrreno del relato corto.Los temas de la tercera edad y el sexo en ella pueden no llegar a ser algo público, pero siempre suceden. Estrellas y un gran saludo. Richard
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January 08, 2010
 

Ana Cecilia Montero

Muy bueno.
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January 06, 2010
 

Roberto Langella de Reyes Pea

Me encantó. Es muy conmovedora la realidad, el momento de esta mujer, Anabel. "Las cosas que hacemos por amor", decía una vieja canción de los 10 CC. La necesidad de amor, de sexo, de desnudez, de contacto físico, nos vuelve tan vulnerables; por ello me pareció genial el final del relato, la simetría de las diferentes oscuridades.
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January 06, 2010
 

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