Un cuento para Neil
Publicado en Jan 07, 2010
Confieso que a mí no me gustaban los gatitos... hasta que un día conocí a uno que me hizo cambiar de opinión... Porque éste no era un gatito como todos. Muy confianzudamente él se instaló en mi corazón, como si desde siempre hubiese habido allí un lugar esperándole. Y sin darme cuenta... me conquistó. Con astucia, comenzó por regalarme su amistad y su cariño. Me obsequió sonrisas amplias, mucho brillo y calor. Yo no me daba cuenta y recibía de buen agrado sus regalos... me dejé llevar por sus encantos. Supongo que algo tuvieron que ver sus ojos grandes y hermosos, sus miradas juguetonas, su buen humor, su naturalidad y hasta sus travesuras... Y lo que estaba haciendo era robándome el corazón... ¡El muy atrevido! El día menos pensado, este gatito se convirtió, felizmente para mí, en el mejor de mis amigos. Creo que fue porque llegó en el preciso momento cuando yo tristemente carecía de uno como él. Así que yo me convertí en una estrella muy afortunada. Hay quienes dicen que mi gatito a veces es malo, pero... ¡qué equivocados están!... Eso lo dicen porque lo desconocen. No saben que él no es más que un gato crecido con alma de gatito travieso y juguetón, que nunca se está tranquilo, y bueno... de vez en cuando hace una que otra maldad o travesurita inofensiva, por supuesto... Pero detrás de todo esto me encanta haber descubierto a un gatito tierno y dulce, y hasta tímido, con un enorme y cálido corazón dorado... Quizás, quienes dicen conocerlo, no creerían esto, pero yo sé que es verdad. Hay unos días más que otros en los cuales me preocupa mi gatito... y me entristezco cuando él está triste, y cuando tropieza y cae; y lo siento, entonces, decepcionado y escéptico... ¡cómo me duelen su soledad y su desesperanza! Y me parece que no soy una amiga que cumple muy bien su misión, por no saber con certeza qué hacer para dibujarle de nuevo la confianza y la sonrisa... al no verle brillar, yo también pierdo mi brillo; pero aprendo a valorar más su calor, su ingenuidad y su ternura de trasfondo; confirmo que esa es su realidad, aunque se oculte momentáneamente... Hoy, mi gatito está de cumpleaños, quisiera darle un regalo muy valioso y particular... pensé y pensé durante mucho rato. No sabía qué obsequiarle, hasta que finalmente decidí regalarle mis pensamientos. No puedo darle más, porque el corazón se lo entregué hace ya tiempo. Quisiera desear hoy especialmente, que sus ojos bellos nunca dejen de brillar y que ese rostro hermoso que tanto quiero nunca deje de sonreír. Quiero encontrarlo siempre jugando, curioseando, preguntando, aprendiendo, confiando, amando... aunque a veces se queje y haga malcriadeces. Seguro hoy tendrá una gran fiesta donde podrá resplandecer como tan bien le sienta. Y se ganará todas las miradas como tanto le gusta... y yo quizás sea la primera estrella que se alegra y está feliz por el resplandor que le brinda un tierno gatito amigo de dorado corazón, que definitivamente nunca será como cualquier otro, porque, claro, es uno muy importante, es mi preferido, y yo lo amo mucho... pero tengo que confesar que los demás gatitos aún no me gustan tanto...
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