Maleta
Publicado en Apr 25, 2009
Recuerdo aquella enorme maleta marrón que me compraron, más que ir al colegio parecía que me marchaba de viaje.
Me veo de nuevo en aquel bazar donde habíamos acudido, mi padre y yo, para comprar la maleta que llevaría a la escuela ese año. Tenía nueve años y una gran ilusión por reemprender las clases en el que sería mi tercer curso. Fue un flechazo. Nada más verla quedé prendado de aquella enorme maleta marrón con un asa y una hebilla negra. Se veía fuerte, dispuesta ha soportar el peso de mis libros, libretas, lápices; una campeona entre las maletas. -Ésa-dije. -Ésa-dijo mi padre. Y tras un intercambio, la maleta fue mía. Cuando llegamos a casa, oí como mi madre le decía a mi padre: -¡Pero si es enorme! -La que él quiso. Mi padre siempre fue parco en palabras. Mientras ellos hablaban la había abierto y acariciaba su interior, notando la suavidad de la tela negra que la forraba. Allí estarían muy cómodos mis libros y seguro que… Un momento…¿Qué era aquello? Acababa de encontrar una cremallera. Mis padres habían entrado en la cocina y me encontraba solo en el minúsculo comedor de mi casa, así que conteniendo mi corazón, que cabalgaba desbocado por mi pecho, tanteé hasta encontrar el tirador y despacio, muyyyy despaaaaacio, abrí aquel compartimiento secreto. Estaba vacío. Mi madre me llamaba desde la cocina, volví ha cerrarlo y acudí presto a cenar. Aquella noche me costó quedarme dormido, una y otra vez volvía ha mi mente el compartimiento secreto. Nadie sabía de su existencia, era mi secreto. Mi primer secreto. Bueno había tenido otros, pero siempre compartidos con algún amigo, pero este era mío y solo mío. Pasé días pensando como utilizar aquel pequeño espacio, tenía que llenarlo con algo importante, no podía utilizarlo de forma banal. Entonces dos días antes de comenzar el colegio supe cual sería su función. Guardaría mis sueños, mis proyectos. Así que escribí con letra redondeada mis sueños, mis proyectos y los deslicé en su interior. Recuerdo como transportaba mis libros, mis lápices y ¡mis sueños! en aquella maleta. Recuerdo que nunca le conté a nadie la existencia de aquel escondite. Lo recuerdo todo con claridad de detalles. Menos mis sueños, mis proyectos. No sé que fue de mi maleta. No sé que fue de mis proyectos. No sé que fue de mis sueños. Jason Defman Olot, 21 de junio 2006
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Verano Brisas