Un Poema Hereje
Publicado en Jan 09, 2010
La noche grita en silencio,
el viento susurra las palabras del Maleficio de la Oscuridad, oscilando entre árboles muertos. Yo, insomne noctámbulo busco tu sombra invisible, Nodriza de Luzbel. Luz más perfecta, Caído de la Mañana, "¿Porqué me niegas, Angel, la Copa fragante de su Amor?" Al ocaso, amanecer de mi sueño, te busqué, Reina de Ojos Fríos. Tu dulce maldición mesmérica me llamaba... incesante. Corrí hacia el bosque entre mortales presagios, pero Ellos estaban allí: los despreciables, los malditos, los condenados, los Hombres del Señor. Todos anhelaron poseerla, Su hechizo los enloqueció. Por ella encendieron sus antorchas, y hacia ella se lanzaron, como bestias poseídas por su Dios. Allí te vi, amada mía... Tu blanca desnudez de porcelana, manchada de la sangre escarlata de tu virginidad profanada... Un cruel dogal te arrancó la vida... Allí te abandonaron, amada mía... Un fresno fue tu sombrío patíbulo. Lloré sin consuelo a tus pies, invocando a las Legiones del Infierno "¡Malditos sean los Hijos de Dios!" Al alba bajé su cuerpo dehonrado, lavé sus heridas con mis lágrimas y besé su fría piel de seda "¡Oh, Muerte, Reina de abismos sempiternos, con tu llegada... solo la has hecho más hermosa!" Su vestido desgarrado fue su única mortaja, una promesa, su oración fúnebre. bajo el árbol de tu suplicio hallaste el descanso de la tumba "¡Felices los íncubos que te veneran a las Puertas del Averno!" Cuerpo sin alma fuí desde entonces. Cada noche, al despertar, busqué tu espectro en la Oscuridad... Lloré, agonizante, en la nieve... "¿Porqué me niegas, Angel, la Copa fragante de su Amor? ¿Porqué la dejaste pudrirse bajo mis pies?"
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