Cruz de plata
Publicado en Jan 13, 2010
Cruzar la verja y
verte perderte por donde otros lo hicieron, quizá para no volver. Veinticuatro horas de vehemente espera ¿qué será, seré o seremos? Caucho trepidante sobre asfalto caliente de kilómetros que enfrían metáforas, potencian ironías. Menos veinte, menos diez, cero. Una espera que culmina, mil otras que se lanzan al vacío a la espera a rozar el fin. On Luz Cámara Acción erosiva de melosos caracteres en una lucha no-libre de códigos binarios que entonces disfruté, aclamé, anhelé. Día a día, luego de cada off. Y era On, y cada vez más Off, y muchos suaves bip cada mañana, deslizándose sobre minutos velocidad in crescendo arrastrando bondades, construyendo murallas, destruyendo quimeras palaciegas, creando holocaustos nocturnos braceando entre sollozos. Precipitaciones sofocadas cada tanto. Tormenta postergada desatada inevitablemente. Tejas recibiendo piedras granizadas, ramas quebradas de huracanados aires, chapas aéreas clavándose en albas pieles, en suaves carnes. No quiero fluir, ni manar, ni deslizar. Sí liquidar, ir no volver. Pero volví. Y ahora tus burlas te reflejan cada mañana riéndose de tu sombra de días y días de barba. Y ahora son tus precipitaciones, tus lluvias cotidianas, tus tormentas interiores, tus calores de no más veranos, entre oleajes de vértigo entre cálidas mareas de mí. Y ahora es tu no fluir ni tu manar ni tu ser, ahora tus deseos intensos de liquidar de irte de no volver. O tal vez otra de tus distinguidas formas de manipular Es tu peso multiplicado el que vuelve otra vez a tus hombros es tu carga amplificada que elijo no llevar. Para sí volver, para sí manar, fluir, y jamás liquidar.
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Julieta