Olvidaste que,arrimarme a tu carne,morir bajo tu miradadevorar tu aliento,extender tu lechoal universo,para renacer cada mañana,eran solo la vida,nada mas importante.Lo definitivo,simple y no comprendidoera,sin comdiciones pèrmanecer a tu ladoser tu serrecorrer las caricias del tiempoen tu rostro.Abrazar tu talledesvaiendosehacia los años.Pero ante todo estar,acompañar tu amistadatender tus charlas vanas,tus confesiones quebradas,pañuelo de tu llanto o tu alegria.Esta era la esencia:brillar en tu noche oscura,sombrearte,bajo el sol pagano.Era ser en toda circunstancialo que vos quisieras,tu pedido cumplido,el obsequio deseado,tu anhelo intimo,adivinado.Eras mi latidometrando tu nombre.Era ser viajerode tu trayecto a la noche,sin inclemencia algunaque me perturbara.De la dulzura a la hiel,de la miel al desierto,todo hubiera sido compartido,nada reclamado,nada exigido.Solo amarte amante.Vacilaste,con el horror de penderante un abismo,no supisteni quisiste hacerlode ese amor mas que el horizonte.En el cruce de tu negativatu camino y el miohallaron un rumbo distinto.Mutilado de tu presencia,tu risa o llanto,tu temblor o ansiedad,el aroma moreno de tu piel,vivo sin vivir.Exiliado de vos.Extranjero en mi tierra.Cayendo en la nada,mientras la noche se cierra.a Nilda Gladys Miranda.
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alma