Neus Inmaculada. Capítulo 2.
Publicado en Jan 13, 2010
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Contaba Neus que su infancia transcurrió feliz. Nos la imaginamos con su uniforme a  cuadros, su coleta tensada en su cabeza, su bolsa de merienda con su nombre bordado en una esquina, ocupando su tiempo solitario, a la salida del colegio, descubriendo los lugares escondidos de su pueblo, conversando con tantos animales como se encontraba por el camino y adoptando poses y gestos estudiados para poder comunicarse con ellos. Los días de descanso del padre y de los hermanos mayores, la madre de Neus reunía a todos sus hijos al calor del hogar y ayudada por su marido recordaba y relataba la historia de su gente y los motivos de su huida junto al hombre que amaba, contando anécdotas la mayoría divertidas. El abuelo de Neus había hecho una gran fortuna al marcharse con una mano delante y otra detrás, a California en busca de oro. La hija comentaba orgullosa que su padre fue uno de los supervivientes del terremoto de 1906 en San Francisco aunque también se reía comentando que una vez amasada una considerable fortuna y por el miedo a sufrir otro brutal seísmo regresó a su pueblo de origen, en la más profunda de todas las Andalucías posibles, haciéndose dueño de innumerables tierras de alto valor y desposándose con la guapa hija de uno de los mayores caciques de la zona.  A Neus le fascinaban estas historias y sentía una fuerte admiración por su abuelo al que consideraba un aventurero valiente y un verdadero héroe al que sólo comparaba con su padre, enfrentándose con un sentimiento contradictorio dado el trato que el abuelo dispensó a su padre al que estuvo a punto de matar por lo que el abuelo consideraba el robo de su hija. La realidad fue que el padre de Neus era un hombre a años luz de los ideales de su abuelo, con un carácter fuerte y rebelde y con unos ojos grises que enamoraron a una puritana joven a la que esperaba cada domingo a la salida de la iglesia, provocando la risa tonta de las amigas de ésta y que acabó cegada de amor, además de embarazada, teniendo que huir del regazo de los protectores padres mientras esquivaba los balazos que escupían las escopetas lingüísticas de sus hermanos mayores, tras el llanto inerte y silenciado por los disparos de los padres traicionados. Las historias de la madre divertían a la niña mimada que se animaba a preguntar sobre la vida de todos antes de su nacimiento. Se adivinaba su ramalazo artístico cuando con sonrisa pícara e imitando el acento mejicano con su acento catalán -andaluz le preguntaba a su madre, ¿oye mamita, si papi y tú os hubieseis marchado a México yo sería la única mexicanita linda de la familia? provocando la risa de todos y la suya propia.


En aquellos tiempos, previos a la adolescencia, Neus ya sabía que acabaría en California como su abuelo y ansiaba el momento en que poder volar y aprender el idioma de Shakespeare al que había descubierto entre los cajones desordenados de su hermano mayor en un libro viejo y amarillo titulado Sueño de una noche de verano. Con la ayuda de su hermano,  que en aquella época se convirtió además de en su protector en su suministrador de cultura prestándole y recomendándole libros que sabe dios de dónde sacaba, empezó a trabajar en el colmado del pueblo que pertenecía a los padres de la reciente mujer del hermano. El rechazo previo de sus padres, que veían esta decisión como equivocada y barrera para que su niña querida comenzase sus estudios universitarios, después de tantos esfuerzos y sacrificios por parte de ellos y de casi todos los hermanos que colaboraban en la economía familiar, se convirtió en admiración y consentimiento al ver con qué responsabilidad se comportaba una niña de su edad.


Y así,  Neus, se convirtió en una joven más solitaria que en su niñez que ocupaba los ratos de ocio, cuando no estaba en la tienda, devorando todos los  libros que  se cruzaban en su camino. Ávida de conocimientos, los libros la transportaban a mundos soñados e imaginados, mezclando las historias familiares que habían poblado su infancia con los relatos fantásticos que leía con ansiedad. Muchas veces, para relajarse, se colocaba delante del espejo del cuarto de sus padres y simulaba ser un árbol que cambiaba de postura dependiendo de cómo le daba el sol. Su madre, hincada su vista y su espalda en la máquina de coser, la sorprendía, en los cortos descansos que le dejaba la esclavitud de su trabajo, con los brazos abiertos y suspirando profunda y largamente, la vista fijada en la mirada del espejo, y le reprendía su actitud intentando parecer enfadada, pero por dentro sonreía intuyendo que una persona especial se gestaba en su hija.


Fue por aquel entonces, llegaban al pueblo ráfagas intermitentes, casi imperceptibles e imprecisas del mayo del 68 francés, que Neus se había cortado su cola de caballo convirtiéndose en la comidilla de las clientas de la tienda y había hecho muy buenas migas con un joven andaluz que había emigrado al pueblo después de haber pasado un año aprendiendo inglés en Londres, cosa que fascinó a Neus. Llegó  atraído por una nueva comuna que se había establecido  cerca del lugar,  pero en una masía apartada, donde cultivaban sus propios alimentos y proclamaban una nueva religión que a Neus acabó de conquistar y a la que llamaban budismo. Neus y su amigo compartían cigarrillos que fumaban a escondidas y algún que otro beso robado por el joven provocando un deseo por las dos partes que no acababan de rematar pero alimentaban sus ilusiones preparando el recorrido de un viaje a San Francisco, que ya, para siempre cambiaría la vida de ambos.
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Foto del autor Noelia Terrón Torres
Textos Publicados: 29
Miembro desde: Jan 06, 2010
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Descripción

Breve descripción y explicación de la niñez y adolescencia de Neus en el pequeño pueblo catalán donde vive.

Palabras Clave: Niñez adolescencia amor lecturas

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (2)add comment
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Noelia Terrn Torres

Rex, gracias por leerme .Me encantaría que también leyeras y dejases tu opinión el el último capítulo de este relato.

Un besazo!.
Responder
January 28, 2010
 

inocencio rex

me gustan mucho la historia y el estilo con que la narras
Responder
January 28, 2010
 

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