PENELOPE
Publicado en Jan 14, 2010
Primero fueron esas cartas de amor llenas de tantas promesas, después vino el teléfono y no dejaba de gritar a los cuatro vientos su felicidad infinita; llego el fax que le alegro y la preño de nuevas esperanzas, luego el internet, se compró una videocámara para poder mostrarse en su plenitud a su amado lejano y distante. Al fin la comunicación se dio en todo su esplendor, al fin se vieron las caras y se mostraron las pronunciadas marcas de la vida que habían acumulado por miles de años gracias a la mágica pantallita del messenger. Se dieron cita en un café para verse personalmente y consumar su tórrido amor. Ella no asistió. Murió. Ya había esperado y amado demasiado.
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haydee
Como bien lo relatas, no se puede dejar pasar el tiempo. Las decisiones hay que tomarlas!
En el caso de tu Penélope, creo que no estaba muy segura de lo que realmente quería.
Mucha comunicación, cero decisión.
Me gustó. SALUDOS!
Felix Antonio Esteves Fuenmayor