sin ttulo
Publicado en Jan 14, 2010
Llegué hasta el bar, me senté y escribí. Las palabras se dibujan en mi frente y toman vuelo, inundan el aire, se confunden entre las nubes que asoman por la ventana.
De ahí se ve la calle aún empedrada, manteniendo el aire paisajista y de pasado de una ciudad que parece se destruye tras cada crisis y que resurge, tras cada espaldarazo. Me senté y escribí. Veo lejos de esta geografía, en medio de un amanecer que aún no ha sido y que siempre espero como el principio. Lo deseo con tanto fervor que veo acercarse a mí el calor del sol mañanero en aquella otra ciudad inundada de ríos y abrazada de océanos. Estoy ahí ahora. No me hablen aquí porque no los escucho. Me abrazan, y siento aquellos abrazos que a la distancia me esperan. Me piensan en silencio... he transcendido hace mucho, los días, las noches, la cotidianeidad de mi domicilio legal. Pero los quiero, igual los quiero a todos. Y a veces pienso que ese mismo amor me ata, y no quiero anclas, sólo busco alas, alas aladas para volver al ritmo de mi vuelo. Ese vuelo libre, sincero, amante, alegre y positivo. Veo entonces, a mi lado, ese par de alas esperándome. Sólo de mí depende. Soy un pasaje reservado. Una reserva que aún no se ha efectivizado. Me voy despidiendo, falta poco. Fedra Kardelén 31.12.09
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja