México 1995
Querido diario:
Hoy las  rosas de mi jardín son más hermosas que nunca, saldré de viaje  no sé si volveré, por un momento el sol detrás de una nube se escondió, mi día feliz de tristeza se colmo. Dejare la ciudad, regresare a mi pueblo natal eso pensaba antes de viajar, por años he vivido en la comodidad que brinda la ciudad construyendo mi futuro mi meta había logrado era hora de regresar.
La mañana de aquel día tome mis maletas las subí a mi auto y me dispuse a abandonar la ciudad. En el camino bellos paisajes pude mirar al mismo tiempo pensaba en lo hermoso que será mi pueblo, su gente, la naturaleza  me imaginaba mil maravillas todo marchando al compas de la globalización; pues así era cuando me fui supongo ahora será con mayor auge. Lo que jamás pensé fue encontrar lo que al llegar me encontré mi pueblo al igual que el resto del país padecía los estragos de la carestía nacional los precios de los productos de la canasta básica iban en aumento cada vez mas negocios se iban abajo, la gente sin trabajo la tierra más seca que nunca el ganado muriéndose de hambre y sed. Mi pueblo lucia cual un gran desierto calles polvorientas y sin vida, las tiendas en lugar de promocionales tenían letreros que decían "cerrado no se abrirá mas". Así fui viendo mas y mas de momento eso no me preocupo pues mis padres vivían en un rancho no muy lejos de ahí así que cruce ese pueblo solitario a toda velocidad.
Estaba por llegar a mi casa y sonó mi celular era mi novio a quien llena de emoción respondí  -hola, que crees estoy a punto de llegar solo serán unos meses pero te voy a extrañar - la llamada  se corto así que seguí manejado en solo minutos a mi casa había llegado como siempre mis padres y mis dos queridas hermanas estaban sentados en el jardín contemplado el atardecer de aquel día, quienes al ver el auto sus sillas abandonaron al interior de la casa se dirigieron y las puertas cerraron. Cuando vi su reacción me sorprendí pues no esperaba que reaccionaran así, mientras tanto dentro de la casa mi padre murmuraba -a de ser alguien que alguna llamada recibió- pues claro hacia años que de mi  nada sabían, solo conservaban una fotografía que años atrás con una carta les avía enviado, claro el tiempo pasa y las cosas cambian yo había cambiado mucho era toda una mujer.   Como vi que nadie salía baje del coche y les dije -familia ya regrese que no me van a recibir al fin volví-, mientras tanto las puertas de aquella mi humilde casa se volvían a abrir y los ojos de mi querida familia se llenaron de felicidad.
Al fin me recibieron y la tarde transcurrió se hizo de noche y todos se fueron a dormir al día siguiente me levante como de costumbre con la misma rutina fue muy raro mi padre aun estaba en casa así que le pregunte -¿papa no trabajaras hoy?- mi papa triste e irónico respondió  -como quieres que trabaje si ni trabajo hay- me dirigí hacia la cocina ahí estaba mi madre y le dije -tomare un café mi pobre mama me miro y callada se quedo mi hermanita con todo el atrevimiento del mundo y con una voz fuerte me dijo -¡café!-, hace tiempo que no tomamos café y no busques más que nada encontraras-. Al escuchar eso pregunte -¿Por qué no hay nada?- papa que ya no trabajas no haces nada, con la misma pregunta me dirigí a mi otra hermana a lo que ambos me respondieron - ¡que no ves que en este lugar no hay nada!, de momento no me preocupo pues antes de viajar compre algunas cosas y pues eso no era problema; en ese momento pues mande a mi papa a mi auto y bajo la despensa mi mama preparo como siempre un delicioso desayuno estando en la mesa platicamos de una y muchas cosas chuscas de interés y de lo que se nos ocurría; entre tanta platica me levante de mi silla y exclame -es domingo a misa ay que ir, ¿alguien me quiere acompañar? Y m nadie respondió así que decir ir sola me arregle tome las llaves de mi auto y hacia el pueblo me dirigí, estando por allá me encontré con una vieja amiga quien tenía unos ojos como el mar la salude le hice saber cuan bella seguía siendo lo cual me agradeció con gran emoción nos despedimos y retome mi camino cuando una voz sin aliento tras de mi me decía -caridad por favor caridad- a lo que sínicamente respondí -que señora póngase a trabajar no tengo dinero para regalar- y seguí caminado fue así como me fui dando cuenta de la cruda realidad que mi pueblo estaba enfrentando pues cada vez el numero de personas que mendigaban un pedazo de pan iba en aumento, quise comprar un jugo pues ya me avía dado sed para mi sorpresa solo existía un jugo era de guayaba y estaba caducado en ese momento sentí una tristeza enorme pues no avía nada todo se avía acabado ya no existía nada era un total desierto, al que se le estaba agotando la vida.
Con lagrimas en los ojos Salí de aquella tiendita me volví hacia atrás y justo de tras de mi tres niños me seguían diciendo -señorita me regala un peso- ellos vestían harapos estaban descalzos y flacos a más no poder, yo con todo el dolor del alma y con un gran nudo en la garganta  les respondí ¿pero que compraran con un peso? Tome tres monedas que no vi ni el valor y se las di aun más triste que nunca me fui a la vieja iglesia de aquel pueblo era increíble lo que mis ojos miraban  pues la callecilla que llegaba hasta ahí, estaba llena de personas pidiendo caridad unos enfermos, vistiendo  harapos rotos, con un solo zapato y otros descalzos era terrible ver tanta gente así, asustada sin aliento y casi sin poder gritar exclame ¡déjenme en paz! En ese momento el sacerdote de la iglesia replico las campanas y todos aquellos cadáveres vivientes se alejaron de mi, aquel buen siervo de dios me conto todo lo que estaba pasando que al escucharlo exclame - ¿Qué el gobierno no ha hecho nada? No es justo los tiene viviendo en la miseria total y ¡tantas cosas que prometen en campaña solo para no cumplirlas!, pues claro como es de esperarse ya ganaron sus chequeras  aumentaron y a todos los pobres abandonaron ¡que injusticia!
Si, todos nuestros gobernantes pudriéndose en dinero, joyas, autos, comida, asiendo la guerra etc., en cambio la gente pobre muriéndose de hambre, sufriendo epidemias además sin medicinas, ¡es que no hay nada por aquí, ni un doctor!
En ese momento quise huir salir corriendo de ahí y no regresar jamás al mismo tiempo aquella tristeza que me salía del fondo de mi alma me daba fuerzas para ir a la ciudad y luchar para que mi querido pueblo volviera a la normalidad. Ese día fue un día terrible para mí se hacía tarde debía volver a mi casa. Me despedí del sacerdote, respire profundo y camine a donde mi coche pero aquellas personas me seguían como plaga corría aterrada, mi terror aumento aun mas al ver que de mi coche ya no quedaba nada pues como saldría de ahí y no me quedo de otra que caminar y salir de ese lugar a toda prisa que si no que sería de mi pues era una pesadilla lo que estaba viviendo, fueron tres largas horas de camino llegue a mi casa exhausta, sin aliento a pesar de todo  deshidratada tanto que antes de poner un pie dentro aquella casa me desvanecí y no supe mas de mi.
Al recobrar el sentido les dije a mis padres hagan sus maletas los sacaré de aquí, conmigo tendrán mejor vida, le llame a mi novio para que fuera por nosotros quien atendió mi petición enseguida y a la mañana del día siguiente ya estábamos en camino hacia la ciudad habíamos dejado atrás aquel desértico pueblo.
Tras un largo viaje al fin aviamos llegado a la ciudad a mi casa donde para mis padres comenzaba una nueva vida y para mí era el comienzo de una lucha sin fin por el bienestar de aquellos los pueblos olvidados donde viven los indios, los que apestan, los ignorantes en fin, mi meta era regresarles la vida que los campos volvieran a ser verdes y que los campesinos dejaran de emigrar. En cambio mis padres no tardaron en adaptarse a los lujos y a la buena vida se volvieron egoístas y ambiciosos, tanto que me dejaron boquiabierta jamás pensé en que eso pasara motivo por el cual mi novio me abandono; caí en depresión, sin creerlo mis padres me dieron la espalda y de mis bienes me despojaron, me dejaron totalmente en la calle a pesar de todo no me di por vencida y seguí luchando pues lo que no me vencía el corazón me fortalecía, poco a poco la ayuda a su pueblo fue llegando se volvió a abrir el centro de salud, la CONASUPO que al principio no se daba abasto pues era mucha gente la que necesitaba algo de comida, regresaron los programas agrícolas, los dueños de los ranchos abandonados volvieron y cada día aquel mi querido pueblo daba mas señales de vida. Mientras tanto el sufrimiento que yo me cargaba era cada vez más fuerte la depresión casi acaba con mi vida pero como tenía una gran amiga que nunca me abandonó y fue ella quien me llevo al hospital donde los doctores me diagnosticaron esquizofrenia y fui enviada a un centro de atención psiquiátrica mis padres al enterarse de esto solo dijeron -¡ya tiene lo que buscaba y en el manicomio se quedará!
Aun con todo esto seguí luchando por mi vida tenía que recupere para volver a empezar pues mis padres me avían dejado en la calle, quienes ahora se daban la gran vida mis hermanas en la universidad y ellos viajando por el mundo, aun con todo eso jamás me di por vencida doblegue mi locura (depresión) abandone el psiquiátrico y volví a la vida empecé a trabajar nuevamente al poco tiempo regrese a mi pueblo mi misión estaba cumplida aquel lugar avía vuelto a la normalidad ya no avía polvo el campo floreció la gente avía vuelto a la vida, pero faltaba mucho por hacer y yo sabía que se podía pues jamás perdí la esperanza, solo queda vencer la adversidad y construir un futuro mejor.
  



 
CONASUPO: Compañía Nacional de Subsistencias Populares.





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