A tí, poeta.
Publicado en Jan 20, 2010
Descendió, el poeta, de su etérea morada.
En tierra se posó, Orillando el sendero por donde trashuma el pastor, Por donde el arriero conduce su reata y el enamorado va al encuentro de su amada, Sendero que te acerca o aleja de alguna parte. Envuelve, el poeta, su verbo en una leve brisa. La observa posado en la palma de la mano y de un soplo le insufla vida. De la palma nace el vuelo de seda de una mariposa Que con gráciles aleteos se aleja Para perderse en el azul de tu cielo. Acariciando olivos y naranjos, Ondulando yerbas y trigales, Sobrevuela montañas, sierras y mares, Ríos y lagos,pueblos y ciudades. Del rincón del mundo donde respiras, Donde convergen culturas y tolerancias, Donde la sublimidad del arte es cotidianidad, Donde en cada esquina segregas beldad, Y al Sol le gusta morar. Tierra de gente partida, Prófuga del hambre Fugitiva de la obcecación y la porfía Hostigada por quienes a hierro quisieron someterte, Acosada por quienes a espada quisieron subyugarte. Hoy ofreces tu hospitalidad a quienes Huyen de su hambre, que alguna vez fue tuya, De su intolerancia, que alguna vez te quisieron inculcar. Y la brisa del poeta es un torbellino que tu voz hace escuchar, En cualquier rincón donde habite la humanidad. El verbo del poeta refulge con luz propia, Faro y guía, Las voces acalladas de manera violenta, Con sable, fusil o escopeta Nadie callará tu voz, La muerte encontrada en una cuneta, De tu postrera sonrisa mana un hilo de sangre Testigo de un último hálito, de un último suspiro De tu boca mana una, diez, cien, miles de mariposas Que en su vuelo ensombrece el cielo. Mientras haya un poeta, Federico. Volaran mariposas que en su vuelo universalizaran tu verbo, Mucho más allá de tu Andalucía.
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