La llave que abre la puerta hacia todas las dichas
Está siempre debajo de la alfombra,
En el umbral de nuestras humildes casas,
Al frente de nuestras frías narices,
Solo deben buscarla con la paciencia de los monjes.
Es una llave vieja de tan poca usada,
Es una llave antigua forjada con la esperanza.
 
Las cerraduras,
Todas, escuchen oídos sordos, todas la aceptan,
Es apenas una vuelta, y gira la rueda de la fortuna.
Es apenas un paso y entras como si nada.
 
La llave que abre la puerta hacia todas las dichas,
Espera deseosa las manos que la necesitan,
Te llama, "amigo estoy aquí, debajo de tu mirada",
¿Me entiendes, comprendes el mensaje?
Ella no se oxida, no se quiebra, no se raja,
Ella tiene en sus dientes la sonrisa clara,
Del que espera toda llegada.
 
La llave que abre la puerta hacia todas las dichas,
Está siempre debajo de la alfombra,
En el umbral  de nuestras humildes casas,
Al frente de nuestras frías narices,
Solo, solo deben buscarla...