En el centro sangriento…
Del campo de batalla devastador…
 
Se encontraba ciego en armas…
El caballero enfurecido, luchando con su alma…
 
Bañado de sangre…miedo…
Valentía y ansias…
 
En medio del estruendo del publico…
Del pueblo hipócrita de la comarca,
Que solo motivaba lo que apostaba…
 
Y sus lágrimas de caballero estremecido,
Se mezclaba con gotas de sangre salpicada,
Por los movimientos descontrolados de su espada…
 
Y sin perdón, ni piedad, venció…
En honor a su amada…
 
Y de pronto se hizo el silencio…
El final del combate estaba dado,
Condecorándolo triunfador de la batalla…
 
Y en medio del silencio…
Una voz lo llamó… la de su princesa…
Convocándolo a los pies del estrado real…
 
Y al acercarse, la princesa dejó caer su pañuelo…
Honrándolo…
 
El lo agarró con mucho cuidado,
Para que la sangre de sus manos no lo ensuciara…
 
Y solo lo acercó a su rostro…
Y en el sintió el perfume de ella…
 
Se arrodillo quebrado…
Y en vista de la muchedumbre…lloró.
 
SIR MARIAN